Isabela
—¡Vamos, Izzy! —insistió Luka con una sonrisa y gesto de puchero.
—¿Izzy?
—¿No te dicen así?
Con una mueca dudosa, asentí.
—Me traigo recuerdos...
Él me miró unos segundos, como si dudara entre preguntar o callarse.
— ¿Te molesta? —preguntó con tono serio.
—No, solo es... raro —suspiré. — ¿Vas a seguir insistiendo?
—No voy a poder dormir si no me cuentas, Izzy.
—Luka... —me froté la frente, resignada. —Ya te lo dije, no quiero hablar del idiota de Teo.
Él suspiro y se dejo caer en mi cama.
—No entiendo. ¿Decidiste odiarlo sin más?
Asentí, aunque él negó con la cabeza, incrédulo.
—No te creo nada, Isabela.
—¿No vas a parar? —pregunté, molesta.
Él negó otra vez.
—¡Bien! —Exclamó de golpe—. Lo escuché hablando de mí... con esa tonta que tiene por novia.
—¿Y qué fue...?
—No quiero repetir sus palabras, Luka.
—Está bien —dijo él, sentándose. —Solo diré que, para odiarse tanto como dicen, parece que se buscan demasiado.
—Lo sé... —murmuré, mirando al suelo—. Creo que Teo...
Las palabras se atoraron en mi boca, y preferí callarme, esquivando su mirada.
—Olvídalo —sonreí forzadamente—. Busquemos la ropa perfecta para esta tarde.
Luka, algo dudoso, se levantó y se acercó a mi lado para ayudarme a elegir entre mis prendas. Me gusta esta amistad que hemos ido formando; Cada día nos volvemos más cercanos y conectamos mejor. Él entiende cuándo no quiero seguir hablando de ciertos temas y, sin juzgarme, opta por cambiar de tema y seguir con otra conversación. Es un buen amigo. Y también es el mayor chismoso que he conocido, siempre me cuenta los secretos más oscuros de cada persona del colegio. Se podría decir que es el rey del chisme en los pasillos; le encanta observar el mundo arder sin involucrarse en él. Es raro, pero puedo decir con seguridad que es genial tenerlo como amigo.
Pasamos buena parte de la tarde explorando mi armario. Esta es mi primera cita con Isaac, y cuando se lo conté a Luka, vino corriendo a mi casa para ayudarme a preparar todo. Y, hasta donde sé, él no vive precisamente cerca. Así de chismoso es.
Mi primera cita. Con Isaac. Estoy acostumbrada a estar a solas con él, pero esto es distinto, aunque él siga siendo el mismo Isaac: tranquilo y con esa expresión enigmática.
Tras pelear un rato con el armario, Luka, mi estilista personal, decidió que iba bien con algo sencillo: un short negro y una camiseta corta celeste.
—¡Perfecta! —chilló Luka, radiante—. ¿Nerviosa, pollita?
Me encogí de hombros.
—Es Isaac...
—Esa es la actitud —rió—. Oye, ¿cómo vais con las intercolegiales?
Me senté a su lado en la cama, encantada de hablar de voleibol.
—Bien, me he adaptado rápido al equipo —sonreí—. Tenemos muchas posibilidades de ganar. ¿Y vosotros?
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Dos metros lejos
RomantizmIsabela guardó con cariño la pelota de vóley que él le obsequió años atrás, aferrándose a la esperanza de volver a verlo algún día. Teo, por su parte, ha relegado ese recuerdo al rincón más profundo de su mente y no recuerda a Isabela. Hizo una prom...