Capitulo 31: Traidor...

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Isabela

Desde que llegue a la casa de Teo, ayer por la tarde, no volví a salir de ella. Aprovechando que mi hermano se quedó en lo de Lola, decimos pasar la noche juntos.

Sé muy bien que no fui la única que no pego un ojo en toda la noche, Teo cada cinco minutos me aferraba más a su pecho, como si en algún momento se me ocurriese salir corriendo, eso no iba a pasar. Pero entiendo su miedo, de los dos es el que está perdiendo más.

Tal vez si luchaba un poco más, con quedarme con mis abuelos, esto no estaría pasando. El jamás se hubiese peleado con Isaac y mucho menos tendría que estar enfrentando a su mejor amigo de toda la vida.

Sentí los labios de Teo en mi mejilla y eso hizo que lentamente me diera la vuelta para quedar enfrentados, sus marcadas ojeras me confirman mis pensamientos anteriores.

Escondí mi rostro en su cuello, rodeándole con uno de mis brazos. Me quema el corazón verlo de esta manera, no entiendo porque todo esto tiene que ser tan difícil.

—No tienes que hacerlo si no queres. — susurre lo que más miedo me daba expresar en voz alta.

No estoy preparada para que me odie más adelante por tener que hacer algo que él, a lo mejor, no quería tanto.

—Lo quiero hacer. — murmuro.

Me acerque lentamente a su rostro y pegue mis labios contra los suyos, fundiéndonos en un beso lleno de cariño, desesperación y mucho miedo.

Tome su rostro entre mis manos para pegarlo más hacia mí, necesitaba sentir sus caricias por todo mi cuerpo, necesitaba sentir su cariño abrigador sobre mí.

Quiero sentir a mi Teo, ese chico intenso que necesita que diga lo mucho que lo quiero a cada segundo, que me pida con un puchero que acaricie su cabello cuando se recuesta sobre mi pecho y el chico que precisa molestarme cada dos segundos para llamar mi atención, lo quiero ahora mismo.

—Esto se siente como una jodida despedida, Isabela. — murmuro alejándose de nuestro beso.

—No lo es, no creo estar preparada para despedirme de vos Teo, te quiero conmigo siempre. — confesé con mis ojos pegados a los suyos.

El no dijo nada, solo se volvió acercar a mi boca para estampar sus labios contra los míos, bajando sus caricias desde mi mejilla hasta mi cintura. El roce de sus dedos en mi piel desnuda me estremecía, causando un pequeño cosquilleo en todo mi cuerpo.

Sin dejar de besarme, acomodo su cuerpo entre mis piernas las cuales entrelace en su espalda. Teo se apartó lentamente de mis labios sin dejar de mirarme fijamente, esos ojos avellanas que demostraban tanta desesperación y cariño, buscando alguna afirmación de parte mía. Apoye una de mis manos en su rostro, acariciando suavemente su mejilla, bajando hasta sus labios donde el, tomo mi mano y la beso dulcemente.

El acerco nuevamente su rostro al mío y volvió a pegar nuestros labios, se sentían como si nos estuviéramos acariciando cada parte de nuestro cuerpo con ese tierno beso. El bajo lentamente sus manos hasta el borde de mi camisa, su camisa, para comenzar a subirla, sin quitar sus ojos de mí.

Esto era muy diferente a lo que anteriormente estuvimos haciendo, se sentía como cada parte de su cuerpo conectaba con el mío.

Cuando me quito la prenda, se quedó unos segundos observándome desde arriba y es la primera vez, que no siento una pizca de vergüenza al estar casi desnuda. Sus ojos se posaron en cada parte de mi piel, como si no quisiera olvidar ningún rastro de ella.

Volvió a recostarse sobre mí y de a poco quite su camisa, chocando su piel contra la mía, envolviéndonos en un cálido abrazo, pero sin dejar de besarnos de la manera más dulce que existía.

Dos metros lejosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora