7. Cómo cagarla al estilo McFarland Parte I

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LAURA

Llego a casa nerviosa perdida. No me quito de la cabeza los besos de Nico, las caricias de Nico, sus labios, carnosos, sedosos. Cómo me tocaba. ¡Joder! Y parecía tonto. Ha sido espectacular y por increíble que parezca, creo que por fin he tenido un orgasmo. Sin fingirlo, sin esperarlo, sin buscarlo. Solamente ha llegado. Y ha sido con él.

Eso claramente significa algo ¿No?

— ¿Y a ti que te pasa? —mi mejor amiga y compañera Sara está en casa. Y yo necesito hablar de esto con alguien. Veo que levanta una ceja inquisitiva.

— He tenido mi primer orgasmo —le suelto sin pensarlo.

La tía se dobla en dos sobre sí misma mientras las carcajadas salen a borbotones de su boca y mi mandíbula se desencaja. ¡Estoy flipando!

— ¿Qué te hace tanta gracia? —le digo seriamente.

— ¿En serio? —corta la risa y se sujeta de la mesa del comedor a mirarme— ¿Es en serio? ¿Nunca has tenido un orgasmo? ¿Ni siquiera con el cacharrito ese que te regalamos Clara y yo por navidades?

La miro. Clara es su hermana mayor. Solo se llevan un año, así que son casi iguales. Aunque Clara es más seria y tiene novio desde la escuela. Es la típica niña rica estándar. Mientras Sara y yo somos... ¿rebeldes? O algo así.

Entrecierro mis ojos mirando a mi amiga que parece seguir riéndose de mí.

— Claro que hablo en serio ¡Idiota! – cojo un cojín que tengo a mano y se lo tiro a la cara.

— Pero si te has acostado con muchos hombres, es imposible que con ninguno... ¿Has estrenado a terminator?

— Sí, he estrenado a terminator y me parece tremendamente aburrido hacer nada con esa cosa —me arquea una ceja—. Es más, lo usé una vez, me desilusionó, no llegue al orgasmo y lo guardé por ahí —hago aspavientos con las manos.

— Vaya. No tenía esos detalles.

— ¿Qué esperabas que te dijera? Tu regalo es una mierda, pero gracias por dejarte casi cien euros para nada.

Nos reímos y Sara se sienta en el sofá poniendo los pies sobre él. La imito. Me quito los tacones, y me siento a lo indio echando la cabeza hacía atrás.

— Ha sido espectacular Sara. Y ha sido tan... no sé explicarlo.

— ¿Con quién? ¿Cuándo? —mira su reloj— ¿Si vienes del trabajo ha sido en... ¡¡Nooo!! – se tapa la boca con ambas manos en señal de drama.

— Ha sido con Nico...

— ¿El friki?

— Sí, no sabes cómo besa —cierro los ojos y me recreo en las sensaciones que me ha proporcionado estar con él—, como me ha tocado, como me ha puesto a cien en menos de un minuto. Y qué grande la tiene...

— ¿Te lo has follado en la empresa de tu padre?

Salgo de mi momento y la miro— No se puede decir follar. Solo nos hemos tocado mutuamente hasta... Y técnicamente no es la empresa de mi padre. Es la mía.

— Eso da igual... ¿Has tenido tu primer orgasmo sin penetración? Guau, quiero conocer a ese semental.

— Eres muy bruta Sara.

— ¿Te gusta?

¿Me gusta? La verdad es que me atrae la idea de... él.

Es extraño porque no es mi prototipo. A mí me gustan fuertes, que se cuiden, que se trabajen en el gimnasio y se note. Me gustan los típicos chulos de playa. Y jamás me habría fijado en alguien como él. Parece un friki, no tiene estilo, pero con la mano de pintura que se ha llevado a cuenta de mi hermano debo reconocer que está increíble.

El amor tiene las patas muy cortasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora