Tiempo atrás:
Los dos pequeños se miraban atentos uno al otro, como si en cualquier momento alguno de ellos fuera a desaparecer.
—¿Te duele? —le preguntó él por fin mientras la observaba.
La niña hizo una mueca mientras intentaba ponerse de pie. Sus ropas sucias y desgarradas hicieron que el joven entornara una expresión de lástima que no tardó en ocultar.
—Creo que no. —Mintió ella.
Pero a él no pareció importarle, el pequeño más que molestarse parecía entenderla.
—Ven, te ayudaré a ponerte de pie.
Ella agradeció que no continuara con las preguntas y se dejó guiar.
—¿Es verdad que tu mamá está muerta? —preguntó la pequeña sorprendiéndolo.
—Sí —dijo él mientras agachaba su cabeza, provocando que sus cabellos rubios le cayeran sobre los ojos.
—La mía igual —continuó ella haciendo que el pequeño levantara la vista bruscamente.
Pero la expresión de la niña era fría, como si no sintiera la pérdida, o tal vez nunca había conocido el calor de una familia y por ello no lo extrañaba del todo.
—Eres muy fuerte —le dijo él mientras la ayudaba a ponerse de pie.
A pesar de que la diferencia de edad entre ambos era poca, el chico la intentaba proteger, como si su corta edad le permitiera librarla de los males del mundo.
—¿Por qué dices eso? —preguntó ella frunciendo el ceño.
—Te han mu… mutilado y estás viva —pronunció aquellas palabras con asco, como si le doliera cada letra.
—Es por mi bien —contestó.
Él comenzó a caminar por el angosto pasillo mientras ella hacía todo lo posible por seguir su paso, pero sus piernas flaquearon y cayó al suelo, él se apresuró a levantarla y la sostuvo el resto del camino.
—Mi padre es cruel, mírate no puedes ni andar. —Suspiró disgustado—. Los híbridos también tenéis derecho.
Pero sus palabras fueron ignoradas, la pequeña pensaba de una forma diferente al joven, el rey se había encargado de que así fuera.
Llegaron a un balcón desde donde se podía observar el ala este del palacio, sobre ellos un mar de estrellas se desplegaba, en el centro la luna roja protagonizaba un cielo moteado con algunas nubes.
—¿Crees que algún día llegue a ser capitana? —dijo ella cambiando de tema.
El chico no pudo hacer más que suspirar y asentir.
—Seguro, mi padre te lo ha prometido, siempre que se propone algo lo logra o eso decía mamá.
Los dos se quedaron ahí sentados, mirando el cielo, bajo la inmensidad del espacio, esperando que el tiempo los engullera y los transformara en algo más que niños con un sueño. En algo más que un amor de infancia.
ESTÁS LEYENDO
La reina de Indra [Completa] ©
FantasyHambre, desesperación, miseria; en cada rincón de Indra reina el caos, después de que la especie humana quedara totalmente contaminada, el mundo retrocedió en la historia, los avances tecnológicos se perdieron junto con la cultura y la ciencia, deja...