—Far —dije su nombre en un tono apenas perceptible, el ahora rey estaba devastado, inmerso en un mar de lágrimas como nunca antes lo había visto.Me abalancé sobre él y lo abracé, enredé mis brazos alrededor de su cuerpo y deposité mi rostro en el hueco de su cuello, su olor tenía un leve aroma a rosas mezclado con el salitre del sudor.
—¿Cómo mi padre… Como Miguel pudo hacernos eso?
Ahora yo también estaba devastada, llorábamos como niños que le había sido arrebatado un dulce, aunque más que eso nos habían arrebatado lo más preciado que hay en el mundo, el tiempo.
—No lo sé, dijo que era mejor que nos superáramos. —Sollozó.
—¡Lo siento tanto! —Lo abracé tan fuerte como pude—. Yo te busqué tanto Far, volteé cada piedra para encontrarte y él solo me dejó, cuan cruel pudo ser.
—Ni siquiera conozco a ese hombre Atena, lo que yo creía y lo que demostró, son cosas diferentes.
—No te alejes nunca más.
Nuestros cuerpos estaban unidos en un abrazo de aquellos que pocas veces se viven, la necesidad y el tiempo perdido se mezclaban en lo que era un verdadero reencuentro, a pesar de que hacía semanas de que estábamos juntos, no habíamos logrado que nuestras almas se vieran en realidad.
—Te extrañé tanto mocosa —dijo sosteniendo mi barbilla con sus manos, alzando mi rostro para que quedara a su altura.
—Y yo a ti, mi príncipe.
Él unió nuestros labios sellando un beso que tanto habíamos esperado, pero no era uno por necesidad, tampoco lo era por deseo, era un beso por completo, uno de esos besos que terminan cambiándote la vida, de esos que cambian tu opinión y te renuevan la ideología.
—Debo irme —susurré pegada a sus labios.
—¡No, quédate. —Me abrazó tan fuerte haciendo que las medallas que había en su traje se encajaran en mi pecho, aún así, no me aparté.
—Esta noche será el baile —le dije.
—Lo sé, extrañaré estar a tu lado.
—¿Te gusta Ann? —pregunté algo confundida.
Él me observó riéndose, mientras volvía a abrazarme.
—Tú eres la única que siempre ha estado en mi mente, Atena, doce años no fueron suficientes para olvidarte, todo el tiempo que estaba escondido, pensaba en ti, en tus labios, en abrazarte de nuevo —dijo esto último pegándome más contra su cuerpo.
—Has cambiado tanto —le dije.
—Tú también. —Se rio—. Ahora estás demasiado guapa.
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La reina de Indra [Completa] ©
FantasyHambre, desesperación, miseria; en cada rincón de Indra reina el caos, después de que la especie humana quedara totalmente contaminada, el mundo retrocedió en la historia, los avances tecnológicos se perdieron junto con la cultura y la ciencia, deja...