CAPÍTULO 5 ¡POR FAVOR! ¡VEN POR MÍ!

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James recordó cuando la conoció, fue el día en el que Simón se casó, sus amigos los hombres de la sierra habían estado ahí y él también había recibido la invitación, cada vez más lo incluían a en sus celebraciones, sin saber cómo, ya era parte de ellos, sin darse cuenta, lo habían ido integrando y él se sentía a gusto con ellos, eran la familia que ya no tenía desde la muerte de su padre adoptivo y de que su madre se quedara en su país de origen. De verdad no tenía a nadie, ese país no era el suyo, y no se relacionaba casi con nadie del exterior, debido a que su trabajo lo absorbía y éste era con computadoras y equipo técnico, así que su vida social estaba por los suelos.

Aun así, recordó a aquella jovencita de ojos vivarachos que llamó su atención desde que la vio, aún antes de saber que era la hermanita de su amigo Simón.

Recordó la corriente eléctrica que sintió al tocar su mano durante su presentación, y no, él no se acercó a ella, fue ella la que lo buscó y la que le sacó conversación, si es que a eso se pudo llamar conversación.

_ Sé que eres amigo de mi hermano. - le había dicho. _ y algún día quiero ser como tú, ¿me enseñarías a manejar las computadoras?

_ Si. - había contestado él y fue lo único que pudo decir porque llegó la madre de ella y se la llevó disculpándose con él porque según ella, su hija lo estaba molestando, a partir de ahí él la sorprendió mirándolo en cada oportunidad que tenía.

Por supuesto él no hizo nada por llevar a cabo un acercamiento, en primer lugar, era una jovencita que seguramente no sabía lo que hacía, en segundo lugar, era la hermana de su amigo, en tercer lugar ¿qué podía ofrecerle? Y no hablaba de dinero, su situación económica era más que satisfactoria, cualquier persona que fuera amiga de Gustavo Contreras tenía asegurado su futuro porque él era un excelente hombre de negocios y animaba a sus amigos a invertir y los asesoraba y si alguien no deseaba manejar ese tipo de asuntos, él lo hacía por ellos y se aseguraba de que su inversión creciera, como en el caso de él, así que lujos y comodidades podía ofrecerle todo lo que quisiera, pero ¿sería capaz de llevar una relación normal con una chica?, ¿de ser un compañero que la satisfaciera en todos los sentidos?, intuía que ella era demasiado lista y perspicaz, nada tímida, como él, quizás se aburriera de inmediato y no, no quería comprobarlo, sin embargo, después de esa ocasión, no logró sacársela de la cabeza.

Y ahí estaba ahora, totalmente desorientado y desesperado por cómo se estaban dando los acontecimientos, y sobre todo, sintiéndose tan idiota y tan perdido, porque ella había confiado en él y él, la había defraudado.

Ahí estaba, revisando su propio celular. Como todos ellos, tenía uno totalmente blindado y otro de uso común, el que le podía dar a cualquiera que se lo pidiera y como no tenía quien lo llamara por cuestiones sociales, era raro que lo revisara, si algo llegaba a ese teléfono, eran llamadas o mensajes de compañías telefónicas o de anuncios de tarjetas de crédito y él no necesitaba nada de eso.

Cuando empezó a revisar miró consternado. Tenía tres llamadas perdidas en diferentes fechas y un mensaje que le había llegado de último, todo de un número que no era el de ella.

Por favor ven por mí, dile a mi hermano donde encontrarme, soy Olivia, es gente mala la que me tiene, no sé si después me pueda comunicar.

Y era todo, este mensaje era de tres días atrás, cuando menos estaba con vida y eso lo animó.

Tenía que hacer algo, de inmediato tomó de nuevo su sofisticado equipo.

*****
James sabía que estaba en problemas, muy serios problemas.

Había sido un completo idiota y ahora no tenía idea de cómo salir de esta.

Sus pesquisas habían dado resultado, pero la serie de acontecimientos, que se habían desatado lo habían hecho perder la cabeza, Quizás por lo culpable que se sentía respecto de ella.

Recordó como ese día no había descansado hasta lograr una conexión entre esos chicos y la persona que probablemente la tenía, y la clave había sido el número del cual ella trató de comunicarse, por fin analizándolo, había dado con otro número, el cual no estaba ligado a los compañeros de escuela de ella, pero si a otro y ese otro a otro, el cual lo llevaba a varios de esos chicos, ahí estaba la conexión.

Recordó como antes de darle esa información a Roberth y a Simón, le llegó la noticia de que acababan de sufrir un accidente, era por eso que ninguno de los dos contestaba a sus llamadas, quiso pedir ayuda a Aureliano Montero y estaba de viaje, entonces recurrió a Lorenzo Maldonado y también estaba fuera, ellos eran su última esperanza, porque eran los que estaban más cerca de la ubicación en donde probablemente tenían a la chica y no que estuvieran cerca, pero eran los más próximos.

En su desesperación no pensó las cosas, solo actuó, ni siquiera se quedó a cerciorarse de cómo se encontraban Simón y Roberth, solo sabía que no estaban muertos y que era Santiago quien iba en su auxilio.

Él solo empacó lo que creyó necesitar, sin faltar su equipo técnico, hizo algunas llamadas para tener acceso a uno de los helicópteros de los que podía disponer, y se marchó.

Se alegró tanto de haber aprendido a pilotear porque eso le serviría ahora mismo. Santiago se aseguraba de que aquellos a quienes consideraba sus amigos y parte de su cerrado grupo tuvieran acceso a múltiples tipos de entrenamiento, en donde se incluía aprender a pilotear, ya fuera aviones o helicópteros, al manejo de armas de cualquier tipo a defensa personal y entrenamiento de supervivencia, entre otros y él no había sido la excepción. Ahora se alegra;ba de haber aprovechado lo que se le ofrecía, aunque pensó que nunca lo utilizaría.

Se había equivocado.

AMOR ENTRE BALAS Y COMPUTADORAS No.1️⃣2️⃣//SERIE: HOMBRES DE LA SIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora