CAPÍTULO 58 CADA QUIEN TIENE LO QUE MERECE

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Cuando investigó se dio cuenta de que eran un grupo muy extenso dentro de la universidad, que se dedicaban a acosar a gente a la que consideraban inferior, por su raza, sus creencias, su estatus social, etc. Y nadie se atrevía a hacer nada en contra de ellos, ni siquiera los directivos de la institución, por lo que había ido creciendo sin control.

Inmediatamente se puso a trabajar. Por supuesto estaba adolorido y en cama, pero su mente y su cerebro trabajaban perfectamente, y el dolor de sus manos era tolerable, así que uno a uno, los fue identificando, ese no era problema para él, las cámaras de seguridad de los alrededores, las decenas de teléfonos que grabaron la situación y la tecnología estaban de su parte, se había asegurado de no dejar a nadie fuera, ni siquiera a los que no estuvieron en esa ocación, pero formaban parte del grupo. Y de igual forma, uno a uno les fue dando su merecido, investigó y encontró lo que no querían que se supiera y como él decía, todos tenemos algo oculto que no queremos que salga a la luz, a veces es algo insignificante, algo que a la gente ni siquiera le va a importar, pero que para quien lo oculta, para él, lo es todo. Así que, sin piedad, fue deshaciéndose de uno en uno, al final, ninguno de ellos, ya fueran hombres o mujeres, quedaron en la universidad, unos expulsados, otros abandonándola por voluntad propia. Además de ser advertidos de no contactar de nuevo entre sí, o sus miserias serían expuestas ante el mundo, los que se sintieron más atrevidos y lo desafiaron se lamentaron de haberlo hecho, se dieron cuenta de que no jugaba, de que no podían contra él y de que siempre cumplía lo que prometía, las vidas de muchos de ellos quedaron arruinadas, sin esperanza, sin futuro y otros sin libertad, lo único que él sabía, era que nadie había sido castigado injustamente y que cada quien recibió lo que merecía. Claro que hubo quienes se arrepintieron y enderezaron sus caminos y también para ellos hubo perdón, porque él, como Santiago y todos los hombres de la sierra, creía en las segundas oportunidades, y no solo creía, las daba.

*****
Jackson Miller sentía el cuerpo pesado, la cabeza le daba vueltas, no sabía cuánto tiempo llevaba ya en esas condiciones, la fiebre debió haber sido muy alta, porque en algún punto de su inconciencia, había visto y escuchado a James, lo había visto inclinado sobre él, incluso le había dicho palabras alentadoras, sabía que todo era pura ilusión, pero se sentía tan bien, tan reconfortante, sin embargo, ahora que se sentía mejor, la culpa volvía a atormentarle, no solo había llevado a la muerte a un hombre extraordinario, con un gran futuro por delante, si no que había destrozado a una familia, había dejado sola a una joven mujer y sin padre a su pequeño nieto, un nieto que nunca podría llamarlo abuelo, porque el mismo con sus actos se había quitado ese derecho.

Ahora estaba solo de nuevo, sintiendo que la vida no valía nada, pero deseando vivirla, deseando cambiar lo que había hecho mal, que era prácticamente todo, pero consciente de que sería imposible, sin embargo, lo que si podía hacer era, darle un nuevo rumbo a su vida, sabía que su vida anterior no volvería, que sus amigos y conocidos, habían quedado atrás, ahora solo le quedaba empezar de cero, buscar la cercanía y la amistad de quienes lo rodeaban. Irónico, porque en su vida pasada esa gente le causaba repulsión, sin embargo, ahora que estaba entre ellos, se daba cuenta de que, quién debería de causarle repulsión era toda esa gente que lo rodeó en el pasado, porque, esta otra gente era sencilla, pero sincera y leal. Se sentía tan decepcionado de sí mismo, y más ahora que veía hacia atrás y se daba cuenta de lo estúpido que había sido, lo cruel y lo inhumano que se había portado con quienes lo rodeaban, pero principalmente con su hijo. Ahora lloraba de dolor y de arrepentimiento, si su esposa viviera estaba seguro de que lo despreciaría, de que no lo perdonaría, porque juntos habían anhelado tanto y habían planeado el tener un hijo, jurando que lo amarían y lo protegerían con sus vidas y él había hecho todo lo contrario y peor aún, cuando su hijo quedó solo, sin madre y cuando más requirió de su cariño, de su amor, de su paciencia, ¿Qué había hecho? Simplemente se había desentendido de él, y no solo lo había dejado atrás como un cachorro al que se abandona, si no que vivió odiándolo hasta la muerte, y literalmente lo había enviado a la muerte.

Una vez más lloró, lloró tanto que, si alguien pasara en esos momentos por un lado de su casa, seguro lo escucharía.

*****
Amanecía un nuevo día, Jackson Miller no sabía si habían pasado uno, dos o más, pero estaba despertando, por primera vez se sintió mejor, el cuerpo ya no dolía, un leve aturdimiento persistía en su cabeza, pero en general estaba bien.

Se incorporó de la cama y de inmediato su corazón dio un vuelco ante lo que vio. No le merecía pero ellos estaban ahí.

*****
Jackson Miller suspiro, desde el marco de la puerta de entrada miró como la esposa de su hijo con su pequeño en brazos, subía a aquél auto elegante y de vidrios polarizados, no sabía si los volvería a ver.

_ Sé que mi esposo. - le había dicho ella. _ no lo dejaría morir solo, a pesar de que usted nunca lo considero su hijo y de que lo odió hasta el final, pero él no es así y por él es que estoy aquí.

Luego se había dedicado a alimentarlo con aquella sopa de pollo que olía y sabía deliciosa, estuvo por espacio de una hora, le acercó a su nieto y charlaron por momentos, luego se marchó, no prometió que volvería, pero en su corazón renació una esperanza.

*****
_ ¿Cómo lo viste? - interrogó James cuando ella subió al auto.

_ Puedes dejar de preocuparte. - acarició su rostro con ternura. _ Ya está bien, sobrevivirá.

_ ¿Crees que necesite más ayuda?

_ Creo que no. - lo miró con amor. _ es más fuerte de lo que creemos. Tranquilízate. Ya hiciste más de lo que se merece, esa "nueva vecina" que contrataste, se encargará de que esté bien y de que cuando menos no muera solo. En efecto, no era la primera vez que él enfermaba y James preocupado había encontrado a una mujer necesitada, Martha era su nombre, era enfermera, vivía sola y acababa de perder su hogar, así que la contactó, le ofreció una casa en la cual podría vivir hasta su muerte, además de pagar todos sus servicios y su alimentación, esto a cambio de cuidar de su padre, claro, sin que él se diera cuenta de que esto era un arreglo. Y todo había salido bien, ella había comentado que no era una carga para ella, por el contrario, ambos ahora llevaban una agradable amistad y James se mantenía informado de su salud.

_ No hables así. - protestó ante sus palabras.

_ Si yo hubiera sido tú, lo hubiese dejado solo, ¿para qué meterse en su vida si nunca te quiso en ella? Y por mí no hubiera conocido a su nieto. Pero gracias a Dios no soy tú. - sonrió. _ eso es lo que me gusta de ti, que sabes perdonar, que buscas la justicia, y lo acepto, si crees que ya pagó, está bien, no tengo problema.

_ Una cosa es que lo haya perdonado. - acarició su rostro. _ y otra que quiera estar con él, no deseo formar parte de su vida, ya no lo necesito, desde que los tengo a ustedes, esa necesidad de aceptación por parte de él, terminó, con ustedes me siento pleno.

_ ¿De verdad nunca lo buscarás, nunca le dirás qué no estás muerto?

_ En este momento no, quizás más adelante, la verdad no me siento capaz de confiar en él, tendría que estar cien por cuento seguro, de que no está fingiendo y de que verdaderamente cambio de vida, de pensamientos y de proceder, y eso. - besó levemente la punta de su nariz. _ solo el tiempo lo dirá. Todo depende de él.

Ella asintió satisfecha. Él la miró con amor. Ambos se buscaron, se abrazaron y se perdieron en un beso cálido, dulce, apasionado. El mundo dejo de importar, mientras su bebé reía y parloteaba a un lado de ellos en su sillita para bebés y el auto avanzaba por el tráfico que a esas horas era intenso, sin embargo, a ellos no les molestaba.

FIN

Con este capítulo llegamos al final. Mil gracias.
Les espero mañana con el epílogo. 😃❤️❤️

AMOR ENTRE BALAS Y COMPUTADORAS No.1️⃣2️⃣//SERIE: HOMBRES DE LA SIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora