CAPÍTULO 19 SI NO LO HACES TÚ, LO HAGO YO

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James se habría paso de nuevo entre el bosque, le parecía una locura estar recorriendo el mismo camino por el que minutos atrás corría por su vida junto con Olivia, esa terca y obstinada jovencita.

_ ¡Si no lo haces tú, lo hago yo! - había dicho con expresión decidida, pero casi al borde del llanto, se había molestado ante su renuencia a regresar.

_ ¿Te das cuenta de que esos hombres arriesgaron sus vidas para que nosotros escaparamos y pretendes que regresemos de nuevo al peligro? - había tratado de convencerla. Por supuesto que él también estaba preocupado por el destino de Óscar y quien estuviera con él, aunque él no había logrado ver a nadie más, antes de emprender la huida, casi creía estar seguro de que Oscar se había aventurado solo contra esos hombres y de ser así, probablemente ya ni siquiera estuviera con vida, y por supuesto le dolía pensar que ese hombre hubiese dado su vida por ellos, y de ser así era tonto ir a meterse de nuevo, de dónde él los había librado, pero, sabía que de no hacerlo, Olivia realmente se aventuraría sola, aun cuando en un principio, él se lo impidiera, era tan terca que sabía que buscaría la forma de escapársele y volver por sí misma.

_ Él puede estar mal herido y necesitar ayuda, no podemos dejarlo a su suerte. - había insistido.

Él no fue capaz de decirle lo que creía.

_ Regresaré. - había dicho. _ pero solo si me prometes, que no te moverás de aquí. - ella había asentido. _ por favor. - había pedido. _ se obediente y hazlo por él. Que sea lo que esté pasando por sacarnos de esta, valga la pena, quería que estuviéramos a salvo, has que así sea.

Ella lo había abrazado conmovida.

_ ¡Por favor! ¡tú también regresa con bien!

_ ¡Lo haré! - había mirado a su alrededor, asegurándose de que ella estuviera bien y de que el lugar en donde se iba a quedar la protegiera de la vista de quien la buscara.

Cuando por fin se puso en marcha, ella se había acercado de nuevo.

_ ¡Eres mi héroe! - había rodeado su cuello con sus brazos y mirándolo a los ojos lo había besado.

Él no se lo esperaba, la hubiera separado por respeto, pero no fue capaz, no después de sentir sus labios suaves y tiernos sobre los de él, siempre deseo saber que se sentiría besarla y siempre desechó esos pensamientos, solo que ahora no eran pensamientos, era la realidad, una realidad tan clara y palpable, que no fue capaz de resistirse y tomándola entre sus brazos respondió a su beso. Cuando la apartó de su lado, ambos estaban sin aliento.

_ ¡Regresaré! - la miró a los ojos. _ ¡te lo prometo! - la volvió a besar y luego la soltó para emprender la marcha.

Ahora se movía con cuidado, sabía que estaba cerca, porque lograba escuchar voces.

Sus entrenamientos con Robert y su equipo le indicaron que hacer para no ser descubierto. La gente siempre lo veía como un hombre de oficina, sumergido entre tecnología y computadoras, incapaz de defenderse a sí mismo, se sorprenderían de lo que era capaz.

Cuando por fin tuvo una visión del panorama supo que Oscar estaba en problemas, esa gente se estaba preparando para darle su merecido por haber dado muerte a la mayoría de sus compañeros, sabía que no le darían muerte de inmediato, primero se desquitarían con él y como supuso, no había nadie más, había sido él solo, quien se aventurara a defenderlos. Ahora pagaría con su vida, si él no lo evitaba.

Miró a su alrededor, eran solo cinco hombres los que quedaban, por el lugar yacían los cuerpos de al menos diez de ellos, recordó que el abatió a tres, los demás eran obra de Óscar, era un milagro que no estuviera muerto, eran muchos para un solo hombre. Eso lo llevo a admirarlo aún más, y a agradecerle, seguramente al ayudarlos, sabía que no podría salir bien librado de esta, era una muerte segura y aun así se había aventurado, sus respetos para ese hombre.

Ahora le tocaba a él librarlo de esos matones.

*****
Oscar maldijo cuando miró como James y la chica caminaban justo hacia donde un grupo de hombres los esperaban para emboscarlos, ya era demasiado tarde para advertirles, y de hacerlo quedaría expuesto, así que su única opción era esperar e intentar un rescate, lo que también era casi imposible, a simple vista estaban unos siete hombres, él calculaba que en total serían cuando menos el doble de ellos.

Su mejor opción hubiese sido alejarse de ahí y dejarlos a su suerte, pero no podía hacerlo, así como no había podido hacerlo cuando los dejaron ir y sus hombres se regresaron.

_ Para mí es muy importante que salgan ilesos de esto. - le había dicho Leo. Y él lo había entendido, Leo quería que lograran llegar bien hasta su destino, ambos sabían que sin ayuda eso sería imposible y que su jefe no podía involucrar a sus hombres más allá de donde los estaban dejando. No se lo estaba ordenando o exigiendo, lo estaba dejando a su consideración, porque igual ambos sabían que podía no salir con vida de esto, pero él entendía que se lo debía, tenía que hacerlo por Leo y porque esas dos personas no merecían estar ahí y menos terminar de esa forma, Leo les había tomado afecto y si era sincero, también él. Así que había despachado a sus hombres y él se había aventurado a rescatarlos.

El factor sorpresa había sido determinante, incluso se había sorprendido al ver a James disparar y abatir a varios de esos hombres, la verdad es que no se lo esperaba, por fortuna ellos habían logrado huir, sin embargo, eran muchos para él solo y lo habían vencido irremediablemente.

En estos momentos permanecía de rodillas bajo el sol abrazador de la tarde, ya se había llevado gran cantidad de golpes, sabía que no sobreviviría, porque esos hombres no se lo permitirían, sin embargo, también sabía, que no le habían dado muerte aún, porque pensaban torturarlo para desquitar la muerte de sus compañeros, y el que les hubiese frustrado sus planes con los dos fugitivos. Escuchaba como se jactaban de todo lo que harían con él. La verdad no le temía a la muerte, aunque estaba consciente de que el proceso sería duro, sin embargo, siempre había dicho que con gusto daría su vida por Leo, y aunque ahora no la daría directamente por él, si era por complacerlo a él.

Jamás olvidaría lo que ese hombre había hecho por él, había desafiado al gran Emiliano Elizalde, algo que jamás nadie hacía en su sano juicio y lo había hecho por él. Una osadía que había salvado su vida pero que casi le cuesta la suya a Leo. Así que no se arrepentía.

AMOR ENTRE BALAS Y COMPUTADORAS No.1️⃣2️⃣//SERIE: HOMBRES DE LA SIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora