CAPÍTULO 44 CUIDA BIEN DE MI ESPOSA

1.4K 284 13
                                    

Maratón: 3er. Capítulo de 3

Olivia se acomodó al lado de su esposo. Era la segunda noche de su luna de miel, no podía creer lo afortunada que era, tenía al mejor hombre del mundo. Desde que lo conoció supo que no encontraría otro como él y aunque dedicó todos sus esfuerzos por conquistarlo, nunca pensó que lo lograría, era tan inalcanzable para ella, sin embargo, él habérselo encontrado aquél día, en aquella plaza comercial, había sellado su destino, un destino que le encantaba y por el cual había valido la pena todo lo vivido en ese entonces, cuando aún no conocía bien a Leo, ni sabía que no le haría daño

_ ¿En qué piensas? - sintió los brazos de él rodeándola.

_ En ti. - no mintió.

_ Espero que sea algo bueno. - la miró con anhelo, todo había sido tan maravilloso, que aún temía que todo se desvaneciera, como todo lo que alguna vez le había causado felicidad, todo después de un tiempo desaparecía y él no quería que esto desapareciera. Ella había venido a desplazar ese vacío que se había instalado en su corazón y que nada lograba llenar, pero ella lo había hecho y no pensaba dejar que se fuera o que alguien se la arrebatara.

_ Pensaba que eres lo mejor que me podía pasar en esta vida. - lo cubrió con su cuerpo juguetona.

_ Espero que, dentro de algunos años, sigas pensando lo mismo. - acarició su rostro con ternura. - que mi vida tan aburrida no te cause desanimo. _ besó la punta de su nariz.

_ ¿Aburrida? - exclamó con incredulidad, mirándolo a los ojos. - El descubrir misterios, el atrapar a gente perversa, el encontrar material para poner en su lugar a gente peligrosa, ¿te parece aburrido? El que esa gente que dejas al descubierto se convierta en tu enemiga, ¿te parece aburrido? Gente demasiado importante se pelea por una cita contigo ¿y crees que tú vida es aburrida? - lo miró sin dar crédito al concepto que tenía de sí mismo.

Él sonrió, tenía razón, aunque sin ella por muy movida que fuera su vida, esta no tenía sentido, ella era su motor y su esperanza, sin ella nada de lo que hacía valía la pena.

_ Sí. - la tomó y le dio la vuelta quedando sobre ella. _ aburrida si tú no estás. Tú eres la que le da sentido a todo mi mundo. - dijo serio. _ No quisiera perderte.

_ No me perderás. - beso con ligereza sus labios provocándolo. _ más bien, haber qué haces tú, para aguantarme y no echarme de tu lado.

Él sonrió abrazándola, luego acarició su rostro con ternura y la beso con devoción - jamás se cansaría de ella y haría lo que fuera necesario por retenerla, ahora era su esposa y también era su mujer, nadie podría decirle que era de alguien más. Recordó a Leo Elizalde, había estado en su boda, había sido su padrino y se había unido a los hombres de la sierra en contra de su padre, recordó su sonrisa maliciosa cuando se despidieron.

_ ¡Cuida bien de mi esposa! - le había dicho.

_ Dirás tu ex esposa. - contestó a su broma. _ ahora es mía y deja de meterte con mi gente búscate lo tuyo propio.

_ Va a estar difícil. - dijo con sorna. _ o ya se lo dijiste a ese hombre. - había señalado a Jackson Miller. _ parece como si quisiese adoptarme. _ sonrió divertido. _ me trata como si fuera su hijo, o será que solo lo hace para llegar a mis negocios. _ río por lo bajo.

Él también río mientras se daban un abrazo de despedida y ante la mirada divertida de su esposa.

_ Cuídamela. - le dijo al oído antes de terminar su abrazo. _ si la haces sufrir, vengo de dónde sea que esté y la dejo viuda.

_ Ya deja de meterte en mi vida. - le había contestado. _ yo sabré como tratarla. Además, a la que deberías de amenazar es a ella, yo soy quien corre peligro.

Ambos habían reído de nuevo.

No lo podía creer, hasta en la intimidad Leo tenía que hacer su intromisión, y aunque no podía negar que ahora formaba parte de su grupo más cercano de amigos, no permitiría que se interpusiera entre él y su esposa, así que lo desechó de sus pensamientos, tenía algo más importante que hacer que prestarle atención a Leo Elizalde.

No tuvo tiempo de pensar más, ya unos brazos lo rodeaban y unos labios lo besaban con pasión.

*****
_ ¡No es posible que me salgas con esto! - explotó Jackson Miller furioso. _ ¡por eso es que acudí a ti, porque tú puedes hacer lo que nadie puede!

_ Usted lo ha dicho. - lo miró James con seriedad. _ puedo sacar lo que nadie puede, siempre que haya algo que sacar, si no hay nada, no le puedo dar nada.

_ ¡Yo sé que hay algo! - gritó. _ ¡esa mujer tiene algo, nadie la ayudaría nada más porque sí, abandonó mi hogar, necesito algo que la comprometa!

_ Señor Miller. - lo miró con paciencia. _ yo me dedico a trabajar con hechos, no a fabricarlos, usted me pidió investigar a su esposa y no sé qué es lo que esperaba, pero lo que hay es lo que está en ese informe. - le señaló la carpeta que el acababa de abrir. _ ella no vive sola y supongo que eso ya lo sabía, no se ve con nadie, no sale con nadie, sus únicas salidas son al despacho de su abogado y es con él con quién se reúne y siempre lo hace en lugares públicos y a la vista de todos, ni siquiera entra a solas a su despacho, en cuanto a sus redes sociales las mantiene inactivas desde poco antes de abandonar su hogar. Respecto a sus llamadas, no se comunica con nadie, salvo con sus hijos, con usted y con su abogado, con el cual mantiene una relación meramente profesional.

_ No te parece demasiado pronto como para dar por terminada la investigación. - dijo molesto. - no podía aceptar ese informe.

_ Yo puedo alargarla por todo el tiempo que usted quiera. - dijo con calma, pero le estaría robando su dinero, créame que es todo lo que encontraremos de ella. Si está peleando o va a pelear contra usted, es ilógico que haga algo que la comprometa, no lo va a hacer y usted va a perder su tiempo y su dinero.

_ ¡Maldita mujer! - gritó furioso. _ ¡jamás va a poder contra mí, sus hijos serán míos, yo los crie, los eduqué y los mantuve! ¡Se va a arrepentir por haberme desafiado! ¡Y como veo que por las buenas no obtendré nada, ya veremos por las malas! - empezó a recoger las hojas que había esparcido por el escritorio. _ Aunque no me haya servido de nada. - se volvió hacia James cuando ya se marchaba. _ el informe que me diste es por mucho superior a lo que ya me habían investigado, lo que comprueba una vez más que eres el mejor.

James lo vio marcharse y se sintió aliviado de que desapareciera de su vista, pero a la vez, se sintió asqueado de lo que su padre era y de lo que podía ser capaz.

*****
James descendió de su vehículo, miró la casa, no estaba mal, pero era humilde, muy humilde, la mujer que abrió la puerta lo miró de arriba a abajo. Su mirada le decía que estaba asustada.

AMOR ENTRE BALAS Y COMPUTADORAS No.1️⃣2️⃣//SERIE: HOMBRES DE LA SIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora