CAPÍTULO 12 ¿QUIÉN TE PROTEGE?

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James miró a ese tipo, estaba loco, primero había disparado su pistola hacia él, había realizado dos disparos, uno seguido del otro, tan cerca de su cabeza que los oídos aún le zumbaban, luego de una patada a la silla en donde se encontraba, lo había hecho caer al suelo.

Lo miró acercarse aún con la pistola en la mano, pensó que había fallado los disparos anteriores y ahora le daría el definitivo, pero en lugar de eso se agachó y lo miro a los ojos.

_ Te vas a quedar quieto. - dijo. _ si no quieres que te meta un tiro de verdad. _ ni siquiera respires. - volvió a hablar, mientras él hombre que traía, no una jeringa, si no dos, se acercaba, y ya sin las agujas vaciaba el contenido en dos partes de su cuerpo, no se movió, pero sintió un líquido recorrer su piel, por lógica sabía que no todo era de él. _ ahora te vas a quedar inmóvil. - volvió a decir. _ hasta que yo diga, que puedes hacer algo ¿entendido?

Luego se retiró, escuchó como salió, alguien más entró y luego también se marchó. Pasaron unos cuantos minutos cuando escuchó que alguien entraba de nuevo, era él, se acercó y lo ayudó a levantarse, seguía atado de pies y manos.

_ Ahora vamos a dar un paseo. - dijo. _ solo que vas a ir un poco incómodo.

Apenas había dicho eso cuando dos de sus hombres lo tomaron en peso y lo sacaron de la cabaña. Luego lo subieron a una camioneta, en la parte trasera y lo escondieron entre pacas de heno para los animales.

El recorrido fue largo, no supo cuánto tiempo pasó, pero para él fue eterno, seguía atado de pies y manos, al menos lo habían puesto en la posición menos incómoda posible, por fin sintió que se detenían.

De nuevo dos hombres lo tomaron de los brazos y lo bajaron de la camioneta, pensó que habían llegado a algún rancho o alguna cabaña como la anterior, pero se sorprendió al ver a su alrededor, estaban a la rivera de un pequeño rio y a su alrededor árboles y más árboles.

_ Es hora de que tú y yo hablemos. - dijo el hombre, un escalofrío recorrió el cuerpo de James. Un grupo de rufianes, con él atado de manos, junto a un caudal de agua, en donde ni un alma se pararía, a lo lejos vigilados por hombres armados y esas palabras, traían a su mente el único significado que "vamos a hablar" significaba para un grupo de matones como ellos, la tortura. Sabía que él podía resistir, aunque no pareciera, era fuerte y conocía de supervivencia, lo único que tenía que hacer era aguantar y si tenía suerte, en un descuido de sus captores huir de ellos.

Se sobresaltó, cuando sintió a alguien detrás de él, tomando sus manos amarradas. Luego sus ataduras cayeron liberándolo.

El hombre se alejó dejándolo solo con su jefe.

_ Ahora sí. - se plantó ante él. _ me vas a decir quién eres y que buscas aquí.

_ Si no te contesté cuando me tenías atado a una silla y apuntando tu arma a mi cabeza, ¿qué te hace pensar que ahora sí lo haré?

_ Lo harás porque me debes la vida. - lo miró serio. _ y porque quizás yo tenga lo que buscas.

_ Si mal no recuerdo dijiste que había llegado tarde.

_ Entonces no estaba tan equivocado. - lo miró con sorna. _ lo que no entiendo es como es que arriesgas tu vida por una fierecilla como ella, ¿no sería esta tu oportunidad para deshacerte de su presencia?

_ Ella confiaba en mí, la última vez que la vi.

_ Lo sigue haciendo. - lo miró. _ si te dije que llegaste tarde, no es porque nos hubiésemos deshecho de ella, es porque tú noviecita, ahora es mi esposa.

James esperaba cualquier cosa, menos esa confesión, le alegró que estuviese viva, pero, no podía creer que ese hombre la hubiera casado con él, y muy a su pesar le dolió. La recordó tan joven, tan inocente, estaba seguro de que ni siquiera sabía lo que quería cuando en la boda de su hermano lo miraba con amor, y se le acercaba con anhelo, y aun cuando le atraía de verdad, no se atrevió a alentarla, no era correcto, pero ahora se preguntaba, si lo hubiera hecho, si hubieran tenido una relación para este momento con ella, quizás ella no hubiese sido el blanco de esos matones.

Ahora ya no había nada que hacer ambos estaban a merced de ellos y su única oportunidad era salir vivo de ahí, para poder rescatarla a ella, no importaba que ya fuera la esposa de uno de los Elizalde.

_ No entiendo que es lo que buscas, porqué la secuestraste, porqué casarte con ella, ¿acaso no tienen mujeres aquí? Y a mí ¿porque me retienen?

_ Por supuesto que tenemos mujeres, pero no la escogí yo, mi padre está tan desesperado de que siente cabeza y le dé nietos, que me consiguieron una esposa, no fue por nada especial, simplemente la escogieron al azar, y en cuanto a ti, no te traje yo, tu solo te metiste en nuestros dominios, asustaste a nuestra gente con tu llegada, porque no lo hiciste por los medios convencionales, además venías armado y en posesión de equipo muy sofisticado como para que seas un simple turista.

_ Que te hace suponer que es equipo sofisticado es una simple computadora y un equipo de radio.

_ Eso te lo creerá cualquiera, pero no yo, se de esas cosas, y a pesar de que se bastante, me fue imposible derribar tus barreras, entré hasta donde tu permitiste que entrara.

Cuando él dijo esto, James supo que de verdad era bueno, porque incluso alguien que supiera mucho, lo único que podría hacer era desbloquear el aparato y navegar por dónde una persona normal lo haría, pero si había derribado algunas de sus barreras, quería decir que era extremadamente bueno, sin embargo, como él dijo, solo había llegado hasta donde él se lo había permitido.

_ Si piensas obligarme a permitirte el acceso más allá, ya puedes acabar conmigo, jamás te dejaré.

_ En realidad no me interesa, ahora sé que no eres una amenaza para mi gente, que no pretendes espiarnos y que tampoco es tu intención atacarnos, así que, digamos que tú única intención es la chica, pero como te dije ya es demasiado tarde. Sin embargo, me muero de la duda. Sé que no estás solo en esto, alguien tiene que respaldarte, solo jamás hubieses llegado hasta acá. ¿quién te protege?

_ Estoy solo.

_ Pensé que podía dejarte ir, pero si no quieres cooperar, quizás tengamos que ponernos un poco duros contigo.

_ Puedes hacer lo que quieras, estoy por mi cuenta, no hay nadie detrás de mí.

_ Aun cuando no me lo digas lo averiguaré, tenlo por seguro. _ se acercó con expresión dura. _mientras tanto no la pasaras muy bien.

James sintió el golpe en su cabeza y la inconciencia lo invadió.

AMOR ENTRE BALAS Y COMPUTADORAS No.1️⃣2️⃣//SERIE: HOMBRES DE LA SIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora