INOLVIDABLE I (Completo)

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•PASARELA•

ASHLEY

—Ashley, tienes que ver a un psicólogo, no quiero verte así, debes comenzar a vivir de nuevo.

Cierro la puerta de mi habitación antes de que entre Sergio, a cada momento me está diciendo que necesito un psicólogo y no es así.

Abre la puerta y la vuelve a cerrar después de que entra. Me acuesto en mi cama boca abajo y me cubro la cabeza con una almohada, me la arrebata, mis cabellos me cubren la cara, resoplo apartándonos.

—Te estoy hablando.

—No estoy loca. ¿Ok? Así que no pienses que lo haré.

Sergio cierra los ojos y comienza meditar para calmarse. Se sienta a mi lado y lo veo sonreír, frunzo el ceño.

—Ay mi bebé necesita un abrazo —empieza a hablar como si le estuviera hablando a un bebé—. Ven, mi amor.

Se inclina para abrazarme, rápidamente me giro sobre la cama hasta quedar del otro lado. Me avienta una almohada a la cabeza y tengo cubrirme con la cama.

—¿Qué rayos te ocurre? —hablamos al mismo tiempo.

—¿Qué ocurre contigo? —pregunta—. ¿Qué quieres que haga para que cambies de actitud? Te trato como adulta, te enojas, te trato como una niña, te enojas, te trato como una bebé y te enojas, entonces dime lo que debo hacer.

Me hace enojar porque en el fondo sé que es verdad, simplemente no puedo cambiar, soy como una bomba a punto de explotar. Solo basta una pequeña chispa para hacerme enojar.

—Debiste abandonarme o dejarme morir.

—Ashley —empieza con voz baja y a medida que sigue hablando va subiendo el volumen de su voz—, entiende que jamás te dejaré sola, ya no, me estresas, sí, pero eres mi hija y te amo desde el día que naciste, no te estoy pidiendo que vayas con un psicólogo solo por molestar, quiero que seas feliz, que estés sana tanto física como mentalmente, ese es mi objetivo como tu padre, me importa una mierda si me quieres o no, yo solo quiero verte feliz. ¿Tan difícil es entenderlo?

Camina exasperado y sale de mi habitación sin darme oportunidad a responder.

Vaya que soy una mala hija, de verdad quiero portarme bien. Me hace sentir que mi alma, mi cuerpo y mi mente son cosas demasiado diferentes, es como si hubiera otra persona dentro de mi que hace y deshace a su antojo ignorando mis órdenes, detesto esto que hay dentro de mí que no me deja ser feliz y se rehúsa a abandonarme.

Me acuesto en la cama, miro la cicatriz que ha quedado en mi muñeca.

¿Qué estoy haciendo? ¿A dónde me dirijo?

Hay muchas más preguntas a las que mi cerebro no le puede dar alguna respuesta.

Las horas pasan, puedo ver cómo los colores en el cielo cambian desde el atardecer hasta el anochecer. No hay estrellas, lo único que ilumina el cielo es la luna. Emeraude sube por mí para que baje a cenar, me insiste, le hago caso, no tengo ganas de pelear. Los bocados pasan a la fuerza. Steven y Hugo se mantienen entablando una conversación, lo mismo hace Karol con Sergio y Emeraude.

Muevo la comida con el tenedor.

«Otro bocado más, por favor» —me digo a mi misma.

«Tú puedes, tú puedes»

Levanto el tenedor y como, paso.

«Otro, vamos, si podemos»

Levanto el tenedor, lo acerco a mi boca...