•|EXTRA|•

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EXTRA MISS UNIVERSO•

SARAH

A veces la vida te golpea una y otra vez, no es porque te odie, sino porque sabe que eres más de lo que la gente o incluso tú puedes ver.

Sabe que eres una de las estrellas más brillantes del universo, las estrellas solo brillan en la oscuridad, la vida es dura para que tú decidas si quieres quedarte estancado o quieres luchar por sobresalir.

Cuando era pequeña, soñaba con tener la familia perfecta, una casa enorme llena de vida, tener hermanos, las mejores notas y en el futuro tener un súper trabajo, de esos que admiran las personas, tal vez ser doctora, abogada, ingeniera, sin embargo, como dije, la vida te golpea, yo no iba a ser la excepción.

Soy hija de un maldito doctor que dejó a mi madre por casarse con una niña bonita millonaria, aunque nos cueste aceptarlo, la sociedad eso busca, tener más que los demás y eso implica el dinero.

Soy hija de una mujer buena para nada, fiestera, borracha, drogadicta, eso agregando que es una mujer sumisa, por no decir idiota. Lo sé, tal vez te preguntes por qué hablo así de mi propia madre, es porque ella nunca hizo nada por mi, era un cero a la izquierda, un error producto de sus malas decisiones.

Echada de su casa por mi abuelo, un hombre estricto, con ideales de la era de los cavernícolas. Mi madre no tenía el apoyo de nadie, ni siquiera de sus hermanas, condenada a vivir con una cría en brazos en medio de las calles, hasta que logró rentar una habitación.

A los cinco años me enviaba a la escuela como una vagabunda, mi ropa daba asco, las maestras solían llamar a mi madre para preguntar sobre el por qué de que me presentaba así, esa drogadicta eso era lo que hacía, meterse mierda para quedar como un zombie.

Servicios sociales muchas veces intervinieron, no tengo idea de cómo mi madre se libraba de ellos, no, de hecho si tengo la idea, después de todo eran hombres quienes nos visitaban, esa mujer era atractiva a pesar de su deteriorado cuerpo, decía:

"Niña, sal a jugar, tengo que hablar con esta gente"

Después de eso las cosas no cambiaron.

—Mami, tengo hambre —decía a pesar de que sabía que no había comida y no habría en varios días.

No teníamos dinero y lo poco que se ganaba, eran para sus vicios, algunas veces para pagar la renta de la pequeña habitación.

Con el tiempo, teníamos más visitas de hombres, entre ellos, el dueño de la casa, mis horas de jugar afuera aumentaban. Solo uno en especial se quedó, a pesar de las otras visitas, entre sus malas decisiones estaba tener una relación con ese hijo de puta que era igual de drogadicto, un parásito.

No solo eso, también era un golpeador y trataba a mi madre como lo peor del mundo, siempre tuvo problema conmigo, no me quería cerca.

A los nueve años ese hombre quiso pasarse de listo conmigo, mamá llegó a tiempo, por suerte estaba sobria y me sacó de ahí después de haber recibido una golpiza que incluso le rompió la nariz, me llevó con su hermana Luisa a quien tenía justamente nueve años sin ver, me quedé en su sala de estar frente a unos niños más pequeños que yo, jamás supe qué fue lo que hablaron, mi madre sólo me dió un beso en la frente y dijo que tendría que quedarme ahí por un tiempo.

Se convirtió en años, mi tía aceptó quedarse conmigo, siempre me sentí sola, tenía un techo donde vivir y apoyo para seguir yendo a la escuela, todo lo demás tenía que ganármelo, mientras era pequeña tenía que hacerlo con las tareas domésticas y más tarde cuando crecí lo hice trabajando, a los catorce años ya tenía un trabajo y más tareas domésticas.

INOLVIDABLE  I (Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora