INOLVIDABLE I (Completo)

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•LA VERDAD•

ASHLEY

Justo cuando creía que mi vida no podía ser más desastrosa, viene mi madre a darme un golpe de realidad, siempre lo hace, siempre tiene algo con que molestarme, me echó de su casa como si no fuera nada, simplemente no entiendo por qué me tuvo si no me quería, que no era fácil simplemente, ¿abortar?

También pudo darme en adopción pero no, ella quería que viviera para pagar por sus errores, de verdad tengo ganas de desaparecer, no sé, tal vez irme a un lugar donde nadie me conozca, donde pueda ser yo misma sin que nadie me juzgue, tengo que esperar, no sé cuánto tiempo o si podré deshacerme de Eric.

Si alguien me preguntara qué día ha sido el más feliz de mi vida sería muy difícil responder, solo he vivido por vivir y porque tengo la capacidad de poder respirar, no sé en realidad cuál sea mi propósito en la vida.

Entre más pienso más recuerdo que no sirvo para nada y que no aporto nada a nadie, en general al mundo.

Una inquietud por querer ir a mi departamento surge, quiero subir a mi cama y dormir mucho.

—Milton, por favor, llévame a mi departamento, quiero estar ahí.

—No, te la pasarás bien, te lo prometo, además, solo será mañana, el domingo por la mañana volvemos.

—No estoy de ánimo.

—Por eso mismo viajaremos —no respondo, me mira un segundo para no desviar la vista de la carretera—. ¿Por qué no te reuniste con nosotros en la mañana?

Me reclino en el asiento y miro por la ventana del auto.

—Olvidé que tenía cosas que hacer —respondo intentando controlar mi voz para que no parezca temblorosa.

—Ajá, por eso es que estás golpeada, ¿no? —mi amigo habla con sarcasmo.

Siento que se me calientan las mejillas, me parece patético saber que mi novio me golpea y no hago nada en absoluto, Milton siempre me pregunta sobre lo mismo y siempre tengo que inventar alguna excusa, si me cree o no, él no replica.

—¿Qué te digo? Soy demasiado torpe.

—¿Crees que no me doy cuenta? —pregunta en tono serio.

—¿Qué? —respondo fingiendo que no sé a lo que se refiere, sigo sin mirarlo.

—No te hagas, ya sé que es el idiota ese quien te hace daño física y mentalmente.

—Te equivocas, él no...

—No lo defiendas —me interrumpe—, no soy tonto, sé lo que pasa entre Eric y tú. ¿A caso no es raro que después de discutir con Darian, Eric y tú se van y regresas con otro golpe? Y eso sin decir que discutes con esa chica todo el tiempo.

—Eso no es lo que pasa, nadie entiende nada, lo que tenemos él y yo... son solo discusiones típicas de pareja.

—Dom...

—Esta conversación se acabó.

—Solo quiero que sepas que cuentas conmigo para lo que sea.