Capítulo 12

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El comedor está ya vacío así que no tengo que hacer cola, lleno mi bandeja con varios platos y salgo fuera para sentarme en nuestra mesa. "Para no perder la costumbre, ¿no?".

Mientras como la ensalada miro el asiento de enfrente, en este momento vacío y no puedo evitar pensar en David. Echo de menos estar con él hasta en momentos tan cotidianos como este. "No es bueno. Esto no es nada bueno. Te estás haciendo dependiente de él". Aunque tengo claro que tiene cierto interés en mí, ya que no creo que vaya por ahí besando a la que se cruza en su camino, no sé hasta dónde llega ese interés y eso me preocupa.

Estoy tan absorta en mis pensamientos que me sobresalto al ver una figura frente a mí. Levanto la vista y me relajo al ver que es Neo.

—Qué raro tú aquí sola. ¿Dónde has dejado a tu guardaespaldas?

Ya estamos. Qué gracioso.

—No hace falta que te comportes así cuando no está él. Yo ya te tengo calado y sé que sólo dices esas cosas para fastidiar. Y conmigo no funciona.

Neo sonríe. Y la verdad es que tiene una sonrisa fabulosa. ¿Cómo no me había fijado?

—Lo sé. Pero a él le lleva a los demonios que haga comentarios de ese tipo. No tiene sentido del humor.

Niego con la cabeza.

—¿Y no será que no resultas gracioso?

Se acerca y se sienta a mi lado. De pronto se me hace raro tenerle cerca.

—Pero a ti te gusto...

"¿Cómo puede ser tan descarado?". Me aclaro la garganta.

—Ejem... bueno, tanto como gustar... es mucho decir. Aunque te aseguro que no me caes tan mal como le caes a él.

Me mira a los ojos, como si buscara una respuesta en ellos, pero no debe encontrarla porque al final formula la pregunta.

—Y bien, ¿a qué venía lo de hoy?

Cambio de tema radical. Eso sí, no sé de qué me habla. Al ver mi ceño fruncido añade:

—Lo de quedarse en una dimensión. ¿Qué estás tramando?

Ahora soy yo la que le mira fijamente. "Es más listo de lo que yo pensaba". Ha sido capaz de atar cabos y saber que mis preguntas no eran simple curiosidad.

Como tardo en responder insiste.

—Te conozco mejor de lo que crees. Sé que ya tenías preparadas las preguntas de antemano. Quiero que me cuentes porqué. —Acerca su rostro al mí—. Seguro que David no se ha dado cuenta de nada.

No puedo evitar defenderle.

—Eso es porque él no tiene tu malicia y no ve dobles intenciones en la gente.

—Pero no me equivoco contigo, ¿verdad?

"Buf, si no puedes con el enemigo, únete a él".

—Vale, sí, tienes razón. Estoy pensando en una posibilidad...

Al ver que me callo frunce el ceño y estando tan cerca puedo ver las pequeñas arrugas que se le forman alrededor de los ojos.

—¿Voy a tener que sacarte la información con cuentagotas? Eres de lo más frustrante. —Resopla—. ¿Qué pasa? ¿Te sientes mal por contármelo a mí antes que a él?

-No digas tonterías. Es sólo que no tenía intenciones de deciros nada, porque todavía no hay nada seguro.

Niega con la cabeza.

Árboles de ceniza - Completa  (Ya a la venta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora