El sábado por la ciudad, me doy cuenta de que ya no me siento incómoda moviéndome por ella. El hecho de que todas las tardes trabajemos fuera de la universidad hace que nos hayamos acostumbrado rápidamente a esta vida.
Comemos todos juntos pero después, nos dividimos para pasar la tarde. Curiosamente David se ofrece a acompañarme a realizar mis compras y me parece bien pasar algo de tiempo con él, ya que desde que estamos aquí prácticamente no hemos estado a solas.
Aunque nuestro uniforme gris no llama la atención, estoy desesperada por ponerme unos vaqueros y camiseta, así que es de lo primero que me ocupo. Nunca he ido de compras con un chico pero resulta divertido. Además apenas tardo dos minutos en elegir lo que quiero llevarme, así que no creo que le haya dado tiempo a aburrirse. Una vez cambiados, guardamos el uniforme en las bolsas de la tienda, no pienso ponérmelo hasta el lunes por la mañana.
Paseamos mirando escaparates y cuando veo nuestro reflejo en uno de los cristales, me parece estar en nuestra realidad. Qué borrosos están mis recuerdos de aquél día visitando la ciudad juntos. Ese día fue el primero en el que sentí algo por él, pero nunca me hubiera imaginado el camino que iban a tomar nuestras vidas y cómo se complicaría nuestra relación.
—¿En qué piensas? Pareces triste.
Le sonrío para no preocuparle.
—Estaba recordando el día que me enseñaste la ciudad. Y cómo en tan poco tiempo ha cambiado todo.
Me aparta el pelo de la cara y demora ese gesto unos segundos.
—Las cosas no están siendo fáciles, pero me alegro de que el destino te pusiera en mi camino, Ari.
Me sonrojo al escucharle.
—¿Aunque yo te haya arrastrado a pasar por todo esto?
—No negaré que me gustaría que algunas cosas fueran diferentes, pero estoy aprendiendo mucho de esta realidad.
Le entiendo.
—No sé si todo esto nos hará mejores personas, pero estoy segura de que ya no veremos nuestra vida de la misma forma.
—A eso me refiero. Sé que muchas de mis ideas están cambiando, ya no soy tan conformista. Hasta ahora lo único que me preocupaba era sacar buenas notas, pero desde que he visto cómo pueden llegar a ser las cosas, tengo claro que hay que hacer que la forma de pensar de nuestra sociedad cambie, para que nunca lleguemos a esto. Me siento como Arisdeu el tipo aquel del que nos hablaste.
Tiene razón, como le ocurrió a aquel hombre, ver una sociedad que no nos gusta nos hace plantearnos querer tomar medidas en la nuestra. Ya no seremos capaces de quedarnos al margen. Aun así creo que se está adelantando.
—Primero tenemos que salir del lío en el que estamos metidos aquí -me río- y luego ya veremos.
—Sí, ya veremos.
Me parece notar un doble sentido en sus palabras y creo que se refiere a nosotros. Prefiero cambiar de tema.
—Había pensado en comprar algunos regalos, pero no sé si me los podré llevar el día que salgamos...
Frunce el ceño extrañado.
—¿Regalos?
—Sí, bueno, ya sé que es una tontería, pero vi un perfume que me recordó a mi madre, ya sabes, la de mi realidad. Y también vi... —Le señalo la tienda de juguetes de enfrente.
—Y pensaste en comprar algo para Dani.
—Seguramente te parecerá algo absurdo, que eso no sustituye cada beso o abrazo que se ha perdido...
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Árboles de ceniza - Completa (Ya a la venta)
Science Fiction*Disfruta de esta historia completamente gratis*. Distopía? ¿Ucronía? ¿Multiverso? Ari, una chica de diecisiete años llega a la ciudad dispuesta a pasar los dos meses de verano realizando un curso preuniversitario sobre "El sueño". En esa academia...