Capítulo 23

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Oigo el ajetreo en la habitación pero me da pereza abrir los ojos. "Quizás pueda ignorarlo y seguir durmiendo". No he terminado de valorar esa posibilidad cuando alguien me sacude cuidadosamente. Abro un ojo y veo a David con un vaso de agua y un bote de píldoras amarillas.

—Tómate esto y en un momento te encontrarás mejor.

A duras penas consigo sentarme y por un instante no sé decir una sola parte de mi cuerpo que no esté dolorida.

—¡Qué bien, drogas!

—Así me gusta, que no pierdas tu sentido del humor.

Cree que estoy de broma, pero hablo muy en serio.

—¿Qué sentido del humor? Quiero estar tan colocada que no sienta nada, porque ahora mismo noto dolor en cada célula de mi cuerpo.

—Tranquila. Gabriel ha conseguido esto —dice agitando el bote de cápsulas— que te va a dejar como nueva. Además su efecto es inmediato, así que no pierdas más tiempo y tómate una.

Como una chica obediente me la tomo y no más llegar al estómago comienzo a notar como mi cuerpo se relaja y dejo de sentir dolor.

—Dios mío, estas píldoras son milagrosas.

—Ya ves, los avances de las grandes urbes.

Anna se acerca a mi cama.

—Gabriel y Owen han ido a por el desayuno. Si nos damos prisa podremos ducharnos antes.

Con solo escuchar la palabra ducha se me hace un nudo en la garganta.

—No te preocupes, David y Aker nos acompañarán y esperarán fuera hasta que acabemos.

Respiro aliviada al oírlo.

—No pensarás que os íbamos a dejar ir solas después de lo de ayer... venga vamos.

Anna y yo cogemos las cosas y nos dirigimos a los baños escoltadas por los chicos. Al llegar, Aker entra primero y revisa cada rincón antes de dejarnos pasar.

Al entrar vuelve a mí la sensación de pánico del día anterior y no puedo evitar revivir lo sucedido. Anna también se ha detenido y veo como una lágrima le resbala por la mejilla. Aprieto su mano para darle ánimos y ella me sonríe.

—Que tonta soy ¿verdad?

—No Anna, ¿por qué? No podemos hacer como que no ha pasado nada. Algún día dejará de tener importancia, pero no hoy. Tenemos que darnos tiempo.

Apoyo mis cosas en el lavabo y miro la imagen que me devuelve el espejo. Estoy horrible. El corte del labio casi no se nota, es una fina línea, pero tengo un moratón en la zona de la mandíbula donde Cesar me dio el bofetón.

—Ahora sí que necesito maquillaje.

Me levanto la camiseta y veo que tengo una mancha oscura en la zona del estómago, donde recibí el puñetazo. La palpo pero no noto dolor, sólo espero que no tenga nada grave a nivel interno y la píldora que he tomado lo esté enmascarando. Paso la mano cuidadosamente pero parece un moratón superficial. Por último me palpo la cabeza y me alegro de que el pelo me tape el chichón porque tiene un tamaño considerable.

Después de evaluar todas mis heridas me doy una ducha rápida y en poco tiempo estamos las dos listas.

Volvemos a la habitación justo cuando Neo y Gabriel llegan con el desayuno y al igual que la noche anterior, nos sentamos en círculo para comer todos juntos.

Árboles de ceniza - Completa  (Ya a la venta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora