Capítulo 21

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Al día siguiente nos despierta la alarma de nuestros móviles. No recuerdo haberla conectado así que seguramente lo hayan hecho de forma automática. Al mirar la pantalla veo que marca nuestra primera cita del día. La palabra "gimnasio" parpadea una y otra vez. Hundo la cabeza en la almohada y considero la posibilidad de ignorar el aviso y seguir durmiendo sin embargo, el ajetreo en la habitación indica que todos se están preparando para irse. Pensándolo mejor, no me quiero quedar sola. Me siento en la cama y me desperezo pero creo que debería darme prisa ya que todos están terminando de vestirse. Rebusco en los cajones y encuentro mallas, camiseta y zapatillas de correr. Cuando estoy acabando de ponerme la camiseta me encuentro con la mirada de Neo, me sonrojo y él mira por encima de mi hombro y sigue atándose las zapatillas. Me giro y veo a David con el ceño fruncido mirándole fijamente.

—¿Qué pasa? —le digo en voz baja.

—Tiene que dejar de mirarte así.

Ya estamos con esas tonterías otra vez.

—No puedes impedirle que me mire. No hagas caso y ya está. —Termino de atarme las zapatillas y nos dirigimos a la puerta.

Al salir nos encontramos con Caleb que nos está esperando.

—Bien, veo que habéis sobrevivido a la primera noche. Vamos.

Salimos al exterior y comienza a explicarnos.

—Todos los alumnos tienen que hacer ejercicio a diario. Aquí no sólo cultivamos la mente, también el cuerpo. Cuando pase esta semana y seáis uno más, utilizaréis las instalaciones del campus: gimnasio, piscina, pistas... pero durante estos días para que no haya problemas, os dedicaréis a correr por los exteriores del campus. Empecemos.

Le imitamos. Hacemos unos estiramientos y acto seguido empezamos a correr. Cuando llevamos un rato creo que no voy a poder continuar. No estoy acostumbrada a hacer ejercicio, o mejor dicho, mi mente no está acostumbrada, porque para mi propio asombro, mi cuerpo aguanta mejor de lo que hubiera imaginado. Al cabo de una hora Caleb por fin se detiene. Volvemos a hacer unos estiramientos y nos deja regresar a la habitación.

Tenemos el tiempo justo de asearnos antes de ir a desayunar. En el baño coincidimos por primera vez con las chicas del otro grupo, que nos saludan tímidamente, parece que su grupo también ha superado la primera noche.

Nos damos prisa ya que el móvil de nuevo nos avisa y en la pantalla aparece la palabra "desayuno". Con este sistema no hay forma de que nos olvidemos de nada. Entramos en el comedor con cierto reparo, pero nadie nos presta atención. Que alivio.

Desayunamos tranquilamente y me fijo en otra de las mesas en la que está sentado Alex. Se me hace raro verle aquí.

Media hora más tarde los móviles vuelven a pitar. Leo "Aula 114" pero veo que en la pantalla de David aparece otro número distinto.

—¿No nos han asignado la misma clase? —Esto no me gusta nada.

Comparamos los números entre todos y vemos que nos han dividido en grupos de dos. David y Neo. Anna y Aker. Gabriel y yo. En fin, no podemos cambiarlo. Nos dirigimos con el resto de los estudiantes a nuestras respectivas aulas y al despedirnos veo que David está con el ceño fruncido. Me acerco a él y me susurra:

—Ten cuidado, ¿vale?

Asiento y entro con Gabriel.

Como imaginaba es muy parecida a lo que yo conozco como una clase. Mesas y sillas con estudiantes ya acomodados que hablan entre sí y una enorme pantalla en lugar de pizarra que es el detalle más moderno que puedo destacar.

Árboles de ceniza - Completa  (Ya a la venta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora