Capítulo 26

3.1K 315 66
                                    


Nuestros móviles pitan, así que queramos o no tenemos que empezar la jornada. Usamos el gimnasio por primera vez y compruebo que por supuesto, soy la que peor en forma estoy. Qué novedad.

Curiosamente nos reubican en otras aulas por lo que ya no coincido con Cesar y eso es todo un alivio. Cuando vamos al comedor, nos sentamos en nuestra mesa de siempre, pero según va transcurriendo la comida, varios compañeros, además de May y Set, se sientan con nosotros. Qué normal parece todo de repente.

Nos estamos riendo de un comentario de Set cuando veo a un nuevo grupo de iniciados entrar en el comedor. Me cuesta creer que ese estatus lo ocupábamos nosotros apenas hace una semana. Se sientan apartados del resto y prácticamente no hablan. Parecen totalmente cohibidos. Estoy sopesando la idea de acercarme a saludar cuando veo a Cesar y parte de su grupo, encaminándose hacia ellos. No hay duda de que intimidar a los nuevos es parte de su planning del día. Comienzan a gastarles bromas y hago un gesto al resto para que se fijen en lo que está pasando.

—Ya sé que Caleb dijo que nos quedáramos al margen, pero no podemos permitir que se dediquen a atemorizar a la gente.

—Estoy de acuerdo —me apoya Gabriel.

—Pues vamos. —David no se lo piensa dos veces y se dirige hacia ellos.

Gabriel y yo le seguimos de cerca y creo que los demás vienen detrás. O eso espero.

—Déjales en paz, Cesar. —David no se anda con rodeos.

Cesar se gira y nos mira con desdén.

—Mirad a quienes tenemos aquí. Al salvador y su equipo. ¿Por qué no te metes en tus asuntos?

David da un paso hacia delante.

—Eso hago. No estamos dispuestos a que sigas intimidando a nuestros compañeros.

—¿Y qué vas a hacer? ¿Darme una paliza?

No soporto su tono de burla.

—Si es necesario, sí. —responde Gabriel.

—Sois sólo seis. ¿De verdad creéis que podréis con nosotros?

—Quizás no sean sólo seis.

Me giro al oír la voz de Set y veo que está de pie al lado de Aker. May también se ha unido a nosotros. De otras mesas se levantan algunos alumnos y se acercan. Es increíble. Se están revelando contra Cesar y él se ha dado cuenta de ello.

—Me parece que ahora eres tú el que estás en desventaja. —Y no puedo evitar sonreír mientras lo digo.

Veo la rabia en sus ojos pero es lo suficientemente listo para saber cuándo tiene que retirarse. Se acerca un poco más a nosotros y nos susurra.

—Caleb me ha insinuado que por mi bien os deje en paz. Pero no me voy a olvidar de vosotros. Tenedlo claro.

Se da la vuelta y todos se felicitan por haberle plantado cara al fin. Pero David me mira y sé que está pensando lo mismo que yo.

—Siempre tiene que tener la última palabra, ¿verdad? —le comento.

Su gesto se endurece.

—Sí y algo me dice que esto no ha acabado.

De eso estoy segura. Cesar no se dará por vencido tan fácil. Ahora hemos herido su orgullo, le hemos hecho retirarse públicamente y eso es lo peor que podemos hacerle a alguien como él.

Volvemos a nuestra mesa, pero ya no tengo hambre. Sólo con ver a Cesar se me quita el apetito.

Presto atención a May que está contando algo de lo que Caleb no nos ha comentado nada.

Árboles de ceniza - Completa  (Ya a la venta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora