Capítulo 15

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Al acabar David me acompaña al parque donde a la sombra de un enorme castaño me están esperando mis alumnos. Los días de mucho calor no utilizamos el aula. Se despide porque tiene que regresar al hospital y yo me siento sola y desamparada mientras veo cómo se aleja.

Miro a mi grupo de estudiantes con unas edades entre los cuatro y los diecisiete años, y noto cómo el pánico se instala en mi estómago. Algunos están sentados en grupo hablando y los más pequeños corretean alrededor. Sus gritos y risas llenan el lugar.

"Venga, no seas cobarde. No muerden".

Comienzo a dar pasos vacilantes hacia el tronco del árbol y según me voy acercando se va haciendo el silencio. Hasta los más alborotadores se sientan callados. Me siento apoyando la espalda en el tronco del árbol.

—Buenos días, Ari. —dicen más o menos al unísono.

Sin darme cuenta he sonreído y no es para menos viendo cómo centran su atención en mí.

—Buenos días chicos. —¿Y ahora qué?

"Improvisa".

—Hoy vamos a hacer algo distinto. Sois vosotros los que vais a elegir la lección. Pensad de qué queréis que hablemos y luego desarrollaremos el tema.

Primero veo duda en sus ojos pero luego su expresión cambia y sé que ha funcionado. Algunos incluso cuchichean entre ellos. Lo sorprendente es que no es ninguno de los adolescentes el que rompe el silencio. El primero en hablar es un niño de unos cinco años, flacucho y pecoso. Lucas.

—¿Por qué vivimos en un mundo así?

Es inteligente. Con esa pregunta lo ha demostrado. Pero algunos de los mayores no tardan en saltar.

—¿Y eso qué más da? Hablar de ello no va a cambiar nada —le responde un chaval con pinta de gamberro.

—No va a cambiar lo ocurrido Eso es cierto. —Intento sonar conciliadora—. Pero entender el por qué muchas veces ayuda a poder cambiar el futuro. Veréis, la sociedad es la que dicta cómo vivimos y bajo qué normas. Los que ostentan el poder escriben las leyes que acatamos.

—Pero ¿por qué nos han marginado? ¿Por qué no se preocupan de lo que ocurra con nosotros? Sólo les interesamos si somos ceros.

La que acaba de hablar es una chica muy mona a la que el chico de al lado da un codazo para que no siga hablando. "Ceros" debe ser como llaman a los del grupo sanguíneo 0-.

Busco en mis recuerdos de esta vida antes de hablar. No quiero equivocarme y nombrar un acontecimiento que no haya sucedido. Aunque ha habido muchas otras barbaries, sé que son mucho menos conocidas.

—A ver, vamos a compararlo con el nazismo. En realidad es más parecido de lo que creéis. ¿Qué hicieron los alemanes?

—Matar gente —responde otro chaval.

Veo llegar a Neo, que me sonríe y se apoya en un árbol al fondo, para escuchar.

—Eso sería simplificarlo mucho. ¿Por qué mataban?

Silencio. Les ayudaré un poco más.

—Ellos tenían una ideología muy radical. A quien no era como ellos no lo consideraban persona. Exterminaban judíos porque según ellos no pertenecían a la raza pura. La raza Aria. Buscaban perfeccionar la especie, la búsqueda del superhombre.

Algunos de los pequeños me miran asombrados. Está claro que nadie les ha hablado de estos temas.

—También mataban a quien se oponía a su forma de pensar.

Árboles de ceniza - Completa  (Ya a la venta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora