Capítulo 29

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Miércoles. Pensaba que ya no podía sentir más pánico, pero me equivocaba. Al despertar lo primero que noto es una terrible presión en el pecho. "Mal empezamos".

En cambio Neo se levanta de un humor estupendo y lo primero que hace es abrazarme mientras me da una vuelta en el aire.

-Buenos días, preciosa.

No puedo evitar gruñir.

-¿Cómo puedes estar tan contento?

-Prefiero disfrutar de las horas que nos quedan juntos. Ya habrá tiempo después para el pánico.

Qué fácil parece así dicho.

-Pues yo no puedo.

Me siento en la cama y él se acerca.

-Una vez leí que el ser humano es el único que puede asustarse ante una posibilidad y no una certeza. -Ante mi cara de no entender nada se explica-. Verás, piensa en las cebras. Están comiendo tranquilamente sin pensar en los peligros que las acechan. Sólo reaccionan en el momento en que son atacadas por un león, pero el resto del tiempo no se preocupan de ellos. Responden a un peligro inminente. Nosotros en cambio, ya nos preocupamos de antemano, sólo por la posibilidad de peligro. Pensamos, ¿y si entro en ese callejón y me atracan? No tenemos pruebas de que eso vaya a ocurrir, pero tu instinto te hace valorar la posibilidad de peligro y muchas veces genera en ti una sensación de miedo o angustia injustificado.

-¿Estás diciendo que me preocupo sin motivo? -refunfuño.

Neo suelta una carcajada.

-No, estoy diciendo que somos la única especie que no podemos evitar preocuparnos de antemano. Eso nos evita muchas situaciones de peligro totalmente innecesarias.

-Vale. ¿Nuestro cerebro reacciona así porque sabe que nos vamos a poner en peligro?

-En este caso sí. Esa sensación de pánico nos hace barajar posibilidades y también estar más alerta de lo habitual. Es decir, que el miedo nos prepara para enfrentarnos a las cosas. O para huir de ellas.

-Yo creo que en este caso, mi cuerpo me está diciendo que huya y me estoy imponiendo a mi propio instinto.

-Sí, así de absurdos somos.

La mañana transcurre lenta y más si cada dos minutos estoy consultando la hora en el ordenador. Cuando por fin nos juntamos en el comedor, tengo los nervios de punta y en vez de comer, lo único que hago es mordisquearme las uñas.

Elías y Simon son los primeros en retirarse pero antes de irse nos desean suerte a todos. Se me hace un nudo en la garganta. Son los que más arriesgan, ya que dejan a parte de su grupo aquí y aunque Caleb me ha dicho que nuestros contactos se ocuparán de sacarles si lo consideran necesario, no me quedo tranquila.

May se acerca a nuestra mesa y aunque intenta sonreír parece triste. Se sienta al lado de Set y le coge de la mano.

-Sabéis que estoy con vosotros. Cuidaros mucho.

No espera a oír una respuesta de ninguno de nosotros, simplemente se levanta y se va. Set parece hundido y se retuerce las manos con gesto nervioso. Espero que esté preparado para esto.

Salimos del comedor todos juntos y nos separamos en las habitaciones ya que en breve cada uno irá a su puesto de trabajo. No hemos visto a Caleb en toda la mañana y sólo espero que no nos falle, que no me falle.

Árboles de ceniza - Completa  (Ya a la venta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora