•twenty one

1.9K 89 16
                                    

— ¿Entonces estás castigada? ¿En serio? — Preguntaba una vez más Mei con una seña triste

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¿Entonces estás castigada? ¿En serio? — Preguntaba una vez más Mei con una seña triste.

Pues sí, llegue a mi casa y pensé que mi mamá no se había dado cuenta de que me escape pero lo hizo. — Explicó Miriam jugando con los cordones de sus zapatos.

Mei frunció el ceño. Se había ofrecido a acompañar a Miriam hasta su casa después de clases y en el camino le había dado la noticia que estaba castigada, no podía creerlo ¿En serio? ¿En la víspera de su cumpleaños?

Ahora estaban en el techo de Miriam mientras le contaba todo, solían hacer eso últimamente, a pesar de ser frío y ser... un techo, se había vuelto un lugar especial para las dos, siempre estando ahí para disfrutar su compañía.

Pero ¿Cómo? ¿Entro a tu cuarto o..?

No tengo idea. — Miriam volteo un rato pensando, quizá alguna vecina chismosa, lo normal. — Pero bueno, ya no importa, no es muy grave, mi mamá dijo que solo será hasta el día de mi cumpleaños.

¿Entonces... — Comenzó Mei algo nerviosa y tímida por lo que iba a decir. — ¿Si saldremos?

Miriam soltó una risita sonriendo inmediatamente. — Claro, no me lo perdería por nada, incluso si tuviera que escaparme de nuevo lo haría.

La pelirroja soltó un golpe en su hombro riendo, haciendo que el ambiente cambiaría a uno aún mas alegre.

¿Cómo vas a decir eso? Tu mamá se preocuparía mucho.

Es verdad, la entiendo, no debí irme tan tarde, fue mi error.

Con las rodillas pegadas a su abdomen y viéndola atentamente, Mei asintió estando de acuerdo con lo que decía, comprendiendo la preocupación de la mamá de Miriam por ella, a ella tampoco le gustaría que le pasara nada malo.

De igual forma... valió la pena y no me arrepiento.

Mei se sonrojó pero era correspondido, estaba de acuerdo y le encantaba que hubiera sido así. Se acercó aún más a Miriam con quién compartía la hermosa vista de otro atardecer, de repente se sentía tan nerviosa como si Miriam fuera una extraña a quien conocía hace veinte segundos pero a la vez tan segura y feliz como si la conociera hace veinte años.

Miriam aceleraba su corazón pero también era capaz de mantenerlo en calma y la asustaba pero no lo cambiaría por nada.

¿No nos hace tontas estar aquí sentadas en el techo en vez de entrar a la comodidad de tu casa? — Soltó con una sonrisa intentando separarse de sus pensamientos.

¿No te gusta?

No dije eso. — Negó rápidamente. — Claro que me gusta, además estoy contigo.

MOM! || MEIRIAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora