Meilin piensa que tiene una buena vida pero todo se vuelve extraño cuando comienza a sentirse rara alrededor de su mejor amiga.
Pero las cosas se podrían peor poco a poco gracias a su mamá.
• Mei x Miriam.
• Shipp lésbico.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Domingo, Toronto - Canadá.
— ¿Y cenaste? — Preguntó Mei ayudando a su mejor amiga a pasar por la ventana de su habitación.
Tal y como había dicho, Miriam había venido a una pijamada en su casa y había decidido entrar por la ventana, solo pensaba que mientras menos tiempo viera a la señora Ming, mejor. Solo estudiarán un poco, hablarían y luego dormirían, nada más, tenían que dormir temprano para levantarse para su examen, ese era el plan.
— Si, con mis padres.
Mei comenzó una conversación banal mientras las dos sacaban sus cuadernos y libros. No podía explicarse porque estaba tan nerviosa, si por el examen o por la presencia de Miriam, seguía sintiéndose así y solo le hacía comerse la cabeza.
— ¿Sabes cuales son los temas que tenemos que estudiar?
— ¿Te digo la verdad? No tengo ni idea. — Contesto Miriam sinceramente, Mei soltó una risita.
— Los tengo anotados aquí pero son muchos.
La de ojos verdes se poso a su lado, intentando ver el cuaderno lográndolo fácilmente por la diferencia de altura que había entre ellas.
— Es demasiado, moriremos. — Dramatizo tirándose a la cama de la pelirroja quién no pudo evitar reír.
— Si podemos, solo tenemos que concentrarnos, no me pongas mas nerviosa.
La de verde se levantó riendo, la verdad es que agradecía estudiar con Mei, las matemáticas y ella nunca se habían llevado bien y mientras más crecía mas difícil se le hacían.
— Bien pero vas a tener que tenerme paciencia, estos temas... — Señaló con su dedo el cuaderno. — No se me dan tan bien.
— Las dos nos ayudaremos. — Sonrió Mei. — No es tan difícil pero tenemos que estar preparadas para mañana.
— Si tu lo dices...
— Ven, siéntate aquí.
Miriam se acercó haciendo lo que le pedía, sintiéndose enternecida por el orden de las cosas y todos los colores y plumones que habían, vio como Mei sacaba su libro de su mochila y otro libro de su estante, bastante grandes lo que la hizo lamentarse por dentro.
— Siempre nos distraemos hablando, si me siento aquí contigo no estudiaremos nada. — Miriam no pudo objetar nada, era cierto. — Tu estarás aquí y yo en la cama, si no entiendes algo puedes pedirme ayuda, yo también lo haré y luego podremos preguntarnos cosas para ver cuanto estamos aprendiendo.
Miriam no pudo evitar sonreír, amando la personalidad de la mas bajita, ordenada y organizada, manteniendo todo bajo control y pensando en todo. — Bien pero no creo ser de mucha ayuda.