Meilin piensa que tiene una buena vida pero todo se vuelve extraño cuando comienza a sentirse rara alrededor de su mejor amiga.
Pero las cosas se podrían peor poco a poco gracias a su mamá.
• Mei x Miriam.
• Shipp lésbico.
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"Cumpleaños de Miriam, parte 2."
Miriam vio a la pelirroja caminar desde lejos, buscándola con la mirada sin poder encontrarla por el hecho de que se encontraba aún lejos de ella, sonrió inmediatamente y tomo un respiro, inflando su pecho y dándose ánimos, intentando exhalar los nervios antes de acercarse.
Ese sería su día, su primera cita con Meilin Lee, su Mei-Mei y si tenía suerte, sería uno de los mejores días de su vida. No sabía que le deparaba el destino para el resto de la tarde, solo deseaba sentir que todo lo que estaba sintiendo era recíproco, con ello se sentirá satisfecha, no pedía más.
Sin nada más que perder, se acercó a la chica. - Hola Mei.
- ¡Mir! Hola. - Devolvió el saludo, algo sorprendida por no haberla visto.
Acto siguiente, emocionada la envolvió en un abrazo como si no se acabaran de ver hace unas horas en clases.
- ¡Si! - Respondió eufórica. - Eh... ¿Exactamente para qué?
- Tú solo espera, te gustará.
La de ojos color miel solo pudo reír cuando su amiga la tomo de los hombros para guiarla a donde sea que estuviera pensando llevarla, confiaba en ella y estaba emocionada, se sentía en el cielo. Se dejó guiar mientras escuchaba tranquila lo que la mas alta tenía que decir, cosas triviales pero que en ese momento se escuchaban muy interesantes, solo por el hecho de que venían de esa voz que tanto le gustaba y atrapó toda su atención sin fijarse a donde estaban yendo.
- ¿Puedes cerrar los ojos? - Pidió Miriam en algún punto después de caminar un buen rato.
Decidió asentir, sin saber exactamente en donde estaban o a donde irían y cerro sus ojos como ella quería. Se sintió algo nerviosa después, temiendo caer al no ver nada pero Miriam la empujaba con delicadeza por el camino.
No tenía un buen sentido de la ubicación por lo que ya se encontraba perdida, sus pasos eran lentos, delicados y cuidadosos, sentir la respiración de su amiga tan cerca de ella por cuidar que no se cayera la hacía sentir aun mas mariposas en el estómago hasta que en un momento solo se detuvieron.
- Llegamos, ya puedes abrir los ojos. - Emocionada la ojiverde la soltó poniéndose delante de ella y agitando sus manos. - No sé si has venido aquí antes pero pensé que sería lindo para pasar un buen rato juntas.
Su sonrisa fue sincera y fue recíproco, al frente de ella -además de Miriam- podía ver el parque de diversiones que había abierto hace poco, exactamente ese parque al que había querido venir tantas veces y al que había querido invitar a Miriam hace unas semanas, eso le pareció gracioso, parecían estar conectadas.
