✡ CCXXIII

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Capítulo 223: Doble Búsqueda

—¿No lo entiendes? ¡No tiene sentido preocuparse por un cadáver!

—Raidel no es ningún cadáver, demonios. ¡Él sigue vivo!

—¿Ah, sí? ¿Y por cuánto tiempo más lo estará? Ya escuchaste a Azuron. El día de ayer envió a tres Batallones enteros para que lo buscaran y lo mataran... ¿En verdad crees que él podrá esconderse más de dos días de semejante Fuerza de Erradicación? Hablamos de trescientos guerreros experimentados. ¿Cuántos cazadores y rastreadores crees que deben haber allí? Además, para añadirle leña al fuego, según los rumores, Raidel y sus cuatro compañeros de Equipo con los que escapó del White Darkness, derrotaron al líder del Batallón 42. ¿Qué crees que hará esa Organización al respecto? Probablemente también haya enviado varios Batallones tras Raidel… Si las fuerzas de Immortal Blood no acaban con él, lo hará el White Darkness… ¿Quién crees que lo encontrará primero?

Tras haber hablado brevemente con Azuron en el corazón del Bosque de la Penumbra, los borrachos de Dantol y Threon se habían retirado bastante pronto, y ahora estaban caminando de regreso, por el mismo camino por el que habían venido.

—Bueno, si lo pones así… no creo que Raidel pueda sobrevivir —tuvo que admitir Threon, muy a su pesar.

—¿Lo ves?

—¡Pero por esa misma razón debemos encontrarlo nosotros primero! ¡Es la única manera de garantizar su supervivencia!

Dantol se dio una ruidosa palmada en toda la cara.

—¿Y qué harás cuando lo encuentres, genio? ¿Advertirle que Immortal Blood y el White Darkness lo están buscando para matarlo? ¿Decirle que se busque un hoyo profundo en medio del desierto y que se esconda ahí por veinte años? —Se echó a reír; una risa amarga—. Suponiendo que por algún milagro de los dioses logres encontrar a Raidel antes que todos esos cientos de rastreadores trabajando en conjunto y así logres advertirle del peligro, nada va a cambiar. Aunque él vaya a esconderse al mismísimo infierno, tú sabes que sus perseguidores lo encontrarán tarde o temprano… Siempre lo hacen.

—No, no lo harán —dijo Threon con terquedad—, no si yo lo encuentro primero.

Dantol se limitó a sacudir su cabeza de un lado a otro. Sabía que cuando el descerebrado de su amigo se ponía así, no había quien pudiera hacerle cambiar de opinión. Intentar hacer que entrara en razón era más difícil que ordenarle a una piedra que se moviera.

—Entiendo que pienses que estoy loco —dijo Threon—. Pero solo considera lo siguiente: ¿Qué dirías si le regalo a Raidel la poción Rylei?

—Rylei… —murmuró Dantol, como si estuviera intentando recordar en dónde diantres había escuchado ese nombre. Tras pensárselo unos instantes, añadió con el rostro repentinamente pálido—: No creo que te estés refiriendo a la legendaria poción de tu familia, ¿o sí?

—Eso es exactamente a lo que me estoy refiriendo. Así que ¿ahora que tienes que decir al respecto?

—Pues no te preocupes. No te diría que estás loco —dijo Dantol—. Te diría que estás loco y además que eres imbécil.

—Es la única forma con la cual Raidel puede sobrevivir —dijo Threon sin dejarse ofender ni un ápice—. Sabes que la poción es de muy alto nivel. Una vez que el muchacho la use, nadie podrá encontrarlo.

—Pues creí que esa poción te la había regalado tu padre, el Gran Hechicero, también conocido como el Cocinador o el Doctor Muerte. Creador de extraordinarias pociones mágicas, brebajes medicinales de tan alto nivel que la gente decía que hacían milagros, además de venenos mortíferos que mataban a la víctima en cuestión de segundos sin importar el poder que éste tuviera.

✡ Guerra de Dioses y Demonios 3: El Torneo de las Mil EscuelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora