✡ CCXLVII

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Capítulo 247: Energía Vital

Tras varias horas de recorrido ininterrumpido, los compañeros finalmente llegaron a su destino. Se trataba de un gigantesco desierto, en donde no había nada a la vista aparte de arena, y alguna que otra palmera.

La noche estaba cayendo sobre el lugar, y poco a poco el resplandor anaranjado iba ocultándose tras el horizonte. 

El calor que se había acumulado en el transcurso del día estaba desapareciendo rápidamente, dando paso a un frío increíblemente gélido que parecía helar hasta los huesos.

Los compañeros seguían sobre el lomo del dragón, viajando por aquel desierto que parecía infinito.

Raidel entrecerró los ojos al escuchar que Khumar decía que este era el desierto más grande de Loto Plateado, el cual medía alrededor de quinientos mil kilómetros cuadrados.

—Yo creí que habías dicho que conocías este continente tan poco como nosotros —dijo el muchacho.

—Pero a diferencia de ustedes, yo sí he echado un vistazo a los mapas —replicó éste—. El Desierto Richter está ubicado casi en la parte central del continente, por lo que estamos a miles de kilómetros de la cadena de montañas en la que estuvimos hace pocas horas atrás.

—Así que podemos estar tranquilos de que nadie nos encontrará pronto, ¿no? —dijo Fran, cuyo cabello estaba más alborotado que nunca gracias al viento.

—No tengo ninguna duda de que este lugar es el más apropiado para esconderse —dijo el dragón—. A pesar de ser un desierto enorme, a nadie le gusta pasar por aquí. Se dice que incluso los fugitivos y prófugos de la ley evitan este árido lugar abandonado por dios.

—¿Por qué lo hacen? ¿Acaso hay poderosos monstruos que viven aquí? —dijo Raidel, recordando la última vez que estuvo en un desierto. Tuvo que luchar contra innumerables monstruos y bestias salvajes para sobrevivir…

—Si los hay, pero la razón principal es por el clima extremo y el terreno árido y falto de agua. Además, un gran número de Imperios y organizaciones, incluyendo el White Darkness, tienen detectores mágicos en las fronteras del desierto por si algún enemigo viene a ocultarse aquí. Es por ello que la gente prefiere evitar este lugar, pero tranquilos, nosotros hemos burlado todos los detectores mágicos, así que estamos a salvo… de momento.

Detrás de todos ellos, Alisa pareció soltar una especie de bufido. Evidentemente no le veía la gracia a todo esto.

—¿Y por cuánto tiempo se supone que vamos a estar aquí?

—El que haga falta —replicó éste, sereno—. Todo depende de ustedes. Cuando sean capaces de aprender algo, aunque sea alguna habilidad básica y sencilla, nos marcharemos de aquí. Pero si no lo hacen, nos quedaremos en este desierto toda la vida. Eso es todo.

Alisa, Fran y Keila se pusieron visiblemente tensos. Vaya que Khumar se tomaba los entrenamientos muy en serio…

Pero Raidel no parecía muy impresionado.

—Así que la meta es aprender cualquier habilidad básica, ¿no? —dijo con calma—. Bueno, entonces en uno o dos días ya estamos afuera…

Khumar emitió algo que parecía una risa, pero ninguno de los compañeros podía estar seguro.

—No se ofendan, chiquillos, pero no es nada fácil para los humanos aprender alguna habilidad nueva, ya sea básica o no. Se necesita un alto grado de talento para poder hacerlo… Y suponiendo que ustedes tengan eso, tardarán varios años de duro entrenamiento para poder aprender algo. Lo siento por ustedes, pero así es como son las cosas —hizo una pequeña pausa para que ellos pudieran procesar aquella información, y luego añadió—: Así que será mejor que se pongan cómodos porque viviremos en este desierto por un par de años… Y si tienen suerte, podrán participar en el próximo Torneo de las Mil Escuelas que se celebrará dentro de… diez años.

✡ Guerra de Dioses y Demonios 3: El Torneo de las Mil EscuelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora