✡ Guerra de Dioses y Demonios 3: El Torneo de las Mil Escuelas

✡ CCLVI

Capítulo 256: Paisaje

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Era un lugar etéreo y vaporoso que no parecía real en lo absoluto. Era como estar soñando. Las cosas a su alrededor no estaban bien definidas, y desaparecían y aparecían cada cierto tiempo, sin orden ni armonía.

El lugar era espacioso, casi enteramente gris, que carecía de suelo y techo, y el cual se extendía hasta donde llegaba la vista.

Al principio, una punzada de inquietud había recorrido la mente de Raidel con la posibilidad de que él se quedara atrapado en ese lugar para siempre, pero Khumar le había tranquilizado diciendo que eso era imposible.

Aquel era el Rincón Brumoso.

Después de intentarlo por varios días consecutivos, él finalmente pudo "entrar" en ese lugar.

Cuando lo hizo, el dragón dijo que la siguiente parte del entrenamiento consistía en hacer que ese lugar fuera lo más sólido y realista posible. Se suponía que Raidel debía crear un paisaje desde cero, pero no sabía cómo empezar a hacer tal cosa. Por más que imaginara el paisaje que quería crear, nada cambiaba dentro del Rincón Brumoso, así que era una tarea complicada.

Generalmente los compañeros dedicaban las mañanas a esa tarea. En la tarde practicaban el arte marcial que Khumar intentaba enseñarles. Y de hecho ya estaban haciendo hecho grandes progresos en su aprendizaje, o eso creían todos los presentes… todos menos Khumar.

—Bueno, supongo que no está tan mal, teniendo en cuenta su edad, habilidades actuales y el lugar del que provienen —tuvo que admitir Khumar al sexto día—. Pero aún así, no estoy seguro si son buenos en esto o si mejor deberían dedicarse a otra cosa como vender golosinas en una esquina. No estoy seguro porque nunca he entrenado a Novatos que ni siquiera han alcanzado el Dan 10. Sus progresos pueden ser malos, regulares o extraordinarios. No tengo la menor idea.

Y fue luego de una larga semana de entrenamiento que Raidel logró hacer que el Rincón Brumoso se volviera más concreto y palpable, ya que antes había sido muy borroso y difuminado.

Tuvo que pasar horas imaginando un paisaje realista con una fuerza casi frenética para que éste empezara a tomar forma dentro de su mente.

Era una playa soleada que poco a poco y en el transcurso de los días fue haciéndose más tangible hasta que al final parecía un lugar completamente real. Las olas golpeaban suavemente la orilla del mar, y un brillante sol brillaba en lo alto.

El muchacho se emocionó como un niño pequeño ante su logro, pero Khumar lo observó con esos ojos irónicos que Raidel tanto conocía. Y como si lo estuviera haciendo a propósito, dijo:

—Ah, me olvidé decirles que crear un paisaje dentro del Rincón Brumoso solo sirve para que no se sientan tan aburridos en un lugar gris y difuminado. Ahora sí empieza el entrenamiento de verdad —se burló.

—Diría que no me esperaba ese giro, pero teniendo en cuenta el troll que tengo como maestro, la verdad era que sí me lo esperaba —suspiró Raidel, pensando que Khumar le recordaba un poco al viejo James, quien fue su maestro en la Academia Legacy.

Aunque la verdad era que Khumar estaba mintiendo. Crear un paisaje dentro del Rincón Brumoso sí que era de gran ayuda para mejorar su dominio sobre aquel lugar, pero también para los entrenamientos que estaban por hacer después…

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La arena era de tamaño regular. Tenía capacidad para quinientos espectadores y su forma era circular como un coliseo en miniatura. Aquella era una de las doce arenas privadas del tercer piso.