Capítulo 229: No hay otra Opción
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—Lo sentimos por ustedes, pero no somos la clase de gente que regala nuestras pertenencias a extraños —dijo Keila en tono amable. Su vista estaba fija en la oscilante fogata que brillaba frente a ella—. Espero que lo entiendan y vayan a mendigar a otro lado…
—Oh, creo que no nos estamos entendiendo —dijo el tal Dem, mientras agitaba su enorme sable de un lado a otro en un gesto que pretendía ser amenazante—. Nosotros no estamos mendigando... Lo que nosotros estamos haciendo es…
Pero antes de que él pudiera terminar aquella frase, Keila desenfundó las dos dagas que llevaba colgadas del cinturón y, mientras se ponía de pie, lanzó un tajo ascendente en dirección al rostro de Dem, quién estaba detrás de ella. Todo eso sucedió antes de que Raidel o Fran tuvieran tiempo para parpadear.
Las dudas sobre el poder de los ladrones quedaron despejadas al ver como Dem lograba reaccionar a tiempo y retrocedía un paso para esquivar el increíble ataque de Keila.
Ella había lanzado aquel tajo desde una posición bastante extraña, mientras aún estaba agachada y con el brazo prácticamente torcido hacia arriba en un ángulo diagonal. Sin embargo, a pesar de lo impredecible que resultaba un golpe desde esa posición y a pesar de la extraordinaria velocidad que éste llevaba, Dem lo esquivó y ni siquiera tuvo que moverse más de lo necesario para hacerlo, ya que la daga de Keila pasó a apenas un centímetro de su inexpresivo semblante.
Ni bien sucedió aquello, Raidel prendió su cuerpo en llamas, creando una enorme columna de fuego de tres metros de alto que envolvía su cuerpo en una cortina anaranjada y calcinante. La columna resultaba tan brillante bajo aquella noche espectral que su resplandor cegó por unos segundos a todos los presentes.
Por su parte, Alisa formó un elegante casco de hielo sobre su cabeza, cuyo extremo superior terminaba en dos enormes cuernos de toro que centelleaban, amenazantes. Además, tenía una visera que protegía su rostro y la cual podía moverse hacia arriba o hacia abajo conforme Alisa quisiera.
También creó dos espadas de hielo, una en cada mano. Eran armas cuyo poderoso filo haría dar envidia a cualquier espada común y corriente.
Y Fran…
Fran seguía sentado en la misma posición de antes. Ni siquiera había levantado la mirada del suelo. Lo único que hizo fue dar otro mordisco a su ardilla asada.
—Bueno, amigos, como pueden ver, no somos ningunos principiantes —dijo Fran con un tono bastante tranquilo. Incluso parecía que estaba con sueño—. Somos más fuertes que ustedes y no tendremos piedad en arrancarles el corazón si la situación lo requiere. Pero no se preocupen porque si se retiran ahora, no tomaremos represalias.
Los bandidos intercambiaron miradas entre ellos. Luego volvieron a fijarse en sus oponentes. A primera vista parecía que el pelirrojo y la rubia tenían un excelente control con el Rem. La columna de fuego del primero era enorme y las llamas ardían con un calor mucho mayor al fuego normal. Por otra parte, la rubia tampoco se quedaba atrás. Sus espadas tenían un aspecto mortífero, y los bandidos sabían que no era nada fácil crear tres objetos de hielo al mismo tiempo.
Entonces la pregunta obvia apareció en sus mentes: Si esos dos niños que no parecían tener más de quince años poseían ese nivel de habilidad, entonces ¿qué tan fuertes serían los otros dos?
Los ladrones examinaron a ambos con la mirada. Ellos ya estaban en la edad adulta. Parecían tener unos veintitrés o veinticinco años de edad. La mujer de las dagas, cuyo cabello era negro como la noche sin estrellas, era bastante rápida y ágil como un gato. Aunque algo les decía que no había mostrado ni una pequeña parte de lo que era capaz.
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✡ Guerra de Dioses y Demonios 3: El Torneo de las Mil Escuelas
Adventure✡ Tercer volumen de la saga "Guerra de Dioses y Demonios". Este libro abarca la continuación de la historia desde el capítulo 201. El Torneo de las Mil Escuelas es el evento más grande y prestigioso que se celebra en Loto Plateado y, como tal, se r...