✡ CCLXXIV

326 36 14
                                    

Capítulo 274: Invasión

Por cuestiones de seguridad, no era posible usar el elevador para bajar directamente a los pisos más resguardados del Volcán. El elevador que se encontraba en la ciudad del Regimiento 7 solo podía bajar a la ciudad del Regimiento 8. Y una vez que los cinco líderes llegaron allí, tuvieron que recorrer media ciudad hasta dar con otro elevador que los llevaría a la ciudad del Regimiento 9.

Las tres ciudades eran claramente diferentes entre sí. En la primera habían mayormente casas. En la segunda edificios. Y en la tercera palacios y castillos. El tamaño de las ciudades también variaba. La primera era la más pequeña y la tercera la más grande.

Vork sabía que esas diferencias se debían a la importancia que tenían los Regimientos.

Era bien sabido que los guerreros más poderosos del Volcán estaban en el Regimiento 9. En segundo lugar se encontraba el Regimiento 8. Y en tercer lugar el Regimiento 7. Así era como funcionaba el White Darkness. Se podría decir que el Regimiento 1 (que estaba ubicado en Colmillo Rojo) tenía a los soldados más débiles del White Darkness. Y mientras el Regimiento fuera más alto, los soldados eran más fuertes.

En Colmillo Rojo, el White Darkness tenía cuatro Regimientos: del 1 al 4. Este último era donde estaban los guerreros más fuertes.

En Loto Plateado, el White Darkness tenía cinco Regimientos: del 5 al 9. Y solo tres de ellos residían en el Volcán.

Las bases de los Regimientos 5 y 6 (que eran los más débiles) estaban ubicadas en el otro extremo del continente.

Dado que el Regimiento 9 tenía a los guerreros más fuertes del White Darkness del continente, era bastante temido. Por ello era que su ciudad estaba llena de castillos y palacios. Prácticamente cada miembro tenía un palacio o castillo en el que vivía, con varios esclavos a su disposición.

El Regimiento 9 era la fuerza de élite del White Darkness en Loto Plateado. Y el Batallón 99 (que estaba dentro del Regimiento 9) era la élite de la élite. Los que conformaban dicho Batallón eran verdaderos monstruos, asesinos salvajes y despiadados, cuyo poder era incomparable.

Tras llegar a la ciudad del Regimiento 9, los cinco líderes volaron hacia el extremo oeste de la ciudad, en donde se alzaba una pequeña cabaña que parecía abandonada. Dentro de la cabaña había una puerta que estaba custodiada por uno de los lacayos del Mensajero. Se trataba de una estatua en forma de centauro que se activaba solo cuando notaba movimiento. La estatua podía mover los ojos y hablar. Quién controlaba la estatua era una persona real que se encontraba al otro lado de la ciudad.

Para que el guardia abriera la puerta, era necesario que los visitantes explicaran los motivos que les traían a este lugar. No cualquiera podía avanzar al otro lado sin autorización. Ni siquiera un líder de Batallón.

Unas pocas palabras de Owen bastaron para que la estatua abriera la puerta, la cual se deslizó rápidamente hacia abajo. Al otro lado solo había una cosa: un elevador.

El elevador los llevó a un piso aún más profundo, en donde varios sujetos de aspecto desganado comprobaron por milésima vez sus identidades y echaron otro vistazo al documento que llevaba Owen. Luego les dieron la ubicación de un nuevo elevador que se encontraba a veintiséis kilómetros de su posición. El elevador los llevó al piso de Riggins.

Se trataba de una especie de páramo vacío y solitario como el que había fuera del Volcán. Un cielo artificial resplandecía en lo alto, y varias montañas artificiales se alzaban cerca del horizonte, proporcionando un paisaje completamente indistinguible del real. A veces costaba creer que ni el cielo ni las montañas existían en realidad.

✡ Guerra de Dioses y Demonios 3: El Torneo de las Mil EscuelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora