✡ CCLXVIII

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Capítulo 268: Ataque Sorpresa 

—¡Treinta guerreros se están acercando rápidamente! —repitió Vork, como si hiciera falta hacerlo—. ¡Y entre ellos hay un Demonio de Nivel 4!

Owen tardó unos segundos en responder. Simplemente dejó de controlar su Cuerpo Espiritual y abrió los ojos, lo que hizo que el León se desvaneciera en el aire, aunque Vork y los demás sabían que éste había vuelto a su sitio, en su posición original.

A continuación Owen se puso de pie y metió la mano dentro del bolsillo de su pantalón. De allí sacó un pequeño objeto del tamaño de su puño, el cual era oscuro y tenía forma de cubo. Era un cubo perfecto.

Vork compuso una mueca de perplejidad aún sin proponerselo.

—¿Desde cuándo tienes eso? —dijo Nora que parecía tan sorprendida como Vork.

—No desde hace mucho —replicó él, observando las innumerables runas mágicas que surcaban su superficie—. No quería tener que usarlo tan rápido. Jamás he tenido un objeto mágico de tan alto nivel. Y probablemente jamás vuelva a tener uno. Tuve que pasar por muchas cosas para conseguirlo.

«El Cubo de Hensen —pensó Nora con el ceño fruncido—. Yo tampoco creo que vuelva a conseguir un objeto así en su vida.»

A continuación, ellos se fijaron en Phagor justo al tiempo en que éste empezaba a volar hacia ellos como un torpedo, dejando una estela oscura de putrefacción a su paso.

El demonio estaba tan exaltado que ni siquiera pareció notar el cubo que Owen tenía en la mano. O quizás si lo notó, pero no sabía qué era. De todas formas, se estaba dirigiendo hacia sus oponentes a una velocidad frenética. De seguro también se había percatado que la Tripulación del Infierno había enviado refuerzos, por lo que quería matar a los invasores antes de que ellos llegaran. Su reputación podría caer en picado si se esparcía el rumor de que los refuerzos lo habían "ayudado" a matar a los tres patéticos humanos del White Darkness.

Dispuesto a cortarles la cabeza con el próximo movimiento, Phagor desplegó los tentáculos retráctiles que tenía sobre su espalda.

La bestia ya casi estaba encima de ellos cuando Owen arrojó el pequeño cubo hacia el demonio.

Phagor intentó esquivarlo, pero el cubo lo persiguió con una velocidad igual o mayor a la suya. Mientras más se acercaba a su objetivo fue haciéndose más grande hasta el punto de alcanzar el tamaño del engendro. A continuación se deformó, convirtiendose en una sustancia aplanada y viscosa que envolvió el cuerpo de Phagor de extremo a extremo, dejándolo atrapado dentro.

Vork pensó que allí había terminado todo, así que se sorprendió al ver que la sustancia se expandía y cambiaba de forma. Volvió a convertirse en un cubo, pero esta vez era un cubo del tamaño de una habitación.

A continuación el enorme cubo cayó al suelo y se quedó allí, completamente inmóvil.

Vork, Nora y Owen lo miraron.

—Es una lástima que los refuerzos nos hayan interrumpido. Estaba disfrutando de la batalla —dijo Owen—. Aunque lo que más lamento es que no pude completar mi venganza…

—¿Cuánto tiempo estará atrapado allí dentro? —quiso saber Nora, examinando el gigantesco cubo con la mirada.

—Si fuera un demonio de nivel 3 o un dragón, estaría apresado dentro del cubo durante veinte o cincuenta años. Pero tratándose del mismísimo Phagor, quizás esté dentro durante unos… cinco minutos. 

✡ Guerra de Dioses y Demonios 3: El Torneo de las Mil EscuelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora