✡ CCXXXVIII

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Capítulo 288: Los Resultados del Entrenamiento

El reino se encontraba sumido en el caos. Las calles estaban abarrotadas de gente corriendo en todas las direcciones, quejándose y maldiciendo. El sonido de aquel alboroto de mezclaba con los gritos de los soldados, que urgían a la gente alejarse lo más rápido posible de aquel lugar, pero muchas personas se negaban a hacerlo. Ni siquiera sabían lo que estaba sucediendo, y los soldados no les daban explicaciones.

Era evidente que ninguno de ellos estaba acostumbrado a que ocurrieran esa clase de cosas. Estaban confundidos, enfadados, asustados…

Raidel también estaba sintiendo esas mismas emociones, pero por el motivo contrario. Desde que nació, él no había conocido más que batallas, peleas y entrenamientos. Simplemente no podía imaginarse cómo sería vivir en un reino como este y llevar una vida tranquila y ociosa. Pensar en esa posibilidad incluso le producía cierta inquietud.

«La vida que llevo es lo único que conozco, y no la cambiaría por nada —pensó él—. Esta emoción, esta adrenalina, no tiene precio…»

Él quería seguir haciéndose fuerte. Quería seguir aprendiendo nuevas habilidades y subir en la escala de poder. Simplemente no podía evitar intentarlo. Era un impulso irresistible como la necesidad de respirar. Y ahora, frente a él, tenía la oportunidad perfecta para ponerse a prueba con el hombre más alto que había visto en su vida; una bestia monstruosa de casi tres metros de altura, cuyos músculos eran tan descomunales que ni siquiera parecía humano, sino una especie de engendro antropomórfico salido de una pesadilla. Lo único que delataba que en verdad era humano era su cara.

—¿Otra vez tú? —dijo Alisa usando un tono de voz tan despectivo como si hubiera acabado de ver a la misma rata entrar por la puerta de su casa—. Se ve que no aprendes, ¿eh?

Tholius no le prestó atención.

—Una vez más, les daré la ventaja de elegir quién de ustedes quiere morir primero —dijo el guardia con una mirada penetrante—. ¿Y bien?

Raidel sonrió. La sangre empezaba a hervirle dentro del cuerpo a medida que una abundante descarga de adrenalina inundaba sus venas. Una vez más, sentía un impulso irresistible de destrozar su cuerpo, machacar su cráneo y…

—No tenemos tiempo para perderlo con él —dijo Fran. Sus palabras parecían estar dirigidas a los tres compañeros, pero sus ojos estaban fijos en Raidel en particular—. Recuerden lo que dijo Khumar. Las fuerzas de Immortal Blood están dirigiéndose hacia nosotros ahora mismo. Debemos alejarnos lo más rápido posible. No importa si están acercándose desde todas las direcciones al mismo tiempo. Encontraremos una abertura y escaparemos. Pero debemos hacerlo ya.

A Raidel le costó su tiempo aceptar ese argumento. Pero al final soltó un suspiro y asintió con la cabeza.

—¡Ustedes no irán a ningún lado! —dijo Tholius, bloqueando el callejón con su gigantesco cuerpo. Separó sus piernas, se agachó ligeramente y abrió sus monstruosas manos a cada lado de su cuerpo, abarcando el mayor espacio posible. Aquel callejón era bastante estrecho, así que él lo había bloqueado por completo.

—Otra vez estamos ante la prueba del gato y el ratón, ¿eh? —dijo Raidel, cuyo rostro volvía a mostrar algo de emoción.

—Esta vez nadie impedirá que mis puños pongan fin a sus patéticas vidas. Considérense afortunados. El gran Tholius acabará con su sufrimiento.

—Eres muy arrogante para ser un gigante de baja categoría que lleva una ridícula armadura de compresión de Clase G. ¡Clase G! —dijo Alisa, desdeñosa—. Una armadura de cartón te hubiera sentado mejor.

✡ Guerra de Dioses y Demonios 3: El Torneo de las Mil EscuelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora