Capítulo 38. El día del juicio final - Parte 1

271 33 59
                                    


A 2 minutos para la medianoche, las calles de la ciudad se encuentran ya despejadas de cualquier peatón, el toque de queda sigue respetándose tanto por visitantes como residentes. El silencio gobierna incluso en el centro del festival con todos los juegos y atracciones metálicas ya detenidas en su totalidad, aguardando por nada más que su desmantelamiento ahora que la gran noche previa al cierre había concluido.

Otro año de éxito y prosperidad estaba por llegar a su fin. O al menos así es como lo miraban propios y extraños luego de ser testigos en carne propia el desenfreno que se vivió en el coliseo aquel fin de semana. Evento en el que incluso el comandante y supremo líder de dichas tierras había decido participar apostándose el honor y su nombre en la campaña tras veinte años de autoproclamado régimen luego de que Wolframio Magnum fuese destituido luego de su derrota a manos de Ao Kusanagi.

Poco más que restos de incertidumbre y vientos de ansia permanecían ululando por el lugar, meciendo a escondidas la emoción de los habitantes por conocer la conclusión de la batalla próxima a ocurrir, debatiendo sobre quién resultaría victorioso en la contienda. Sin tener la más mínima idea o si quiera contar con el menor interés sobre todo aquello que escapaba de sus ojos, un conflicto de ideales cocinándose por debajo de un ajetreado organigrama del que nacería mucho más que un simple campeón o comandante de la nación.

—¿Será que finalmente alguien pondrá fin a los planes de Bismuto?

—Qué vergüenza haber tenido por líder a un Pokémon sin título durante tanto tiempo.

—Solo está donde está porque lo de Wolframio nos tomó por sorpresa a todos. El poder de la ciudad jamás debió salir de las manos de un Lucario. Si Ao le ganó a Wolframio lo justo habría sido que él se quedara como regio gobernante de Molayne.

—Sí, pero dicen que, pese a la oferta, solo se llevó a Aguamarina con él.

—Derrotan a Wolframio y se llevan a Marina, le dejaron el camino libre al engreído de Bismuto. Como lo veo no puede tratarse de una coincidencia.

—Menos mal se apareció el nieto de Aguamarina para participar en el torneo. Si ese tal Cobalto gana todo volverá a ser como antes de Bismuto.

—Tan lo menos el cabrón tuvo la decencia de participar en el torneo. La que se hubiera armado si el Lucario se coronaba campeón frente todos sin un combate contra Bismuto.

—A que el muy cobarde se encuentra ahora mismo temblando bajo el escritorio, abrazando su titulo antes de regresarlo a su legítimo dueño jijijija.

—Ya, pero el Lucario tampoco es que parezca estar muy cuerdo, escuché que hace rato se puso a repartir golpes contra sus hermanos de acero cerca de la feria.

—Y no olvidemos tampoco que Bismuto puso al alcance de la ciudad muchas facilidades para nosotros, incrementando primeramente el personal que trabaja la fábrica de esferas, así como sus recursos para reducir bastante los tiempos de producción. En 20 años la ciudad creció lo nunca visto.

—Mañana será un día importante, pero de verdad que no sé ni a cuál de los dos apoyar...

—Tan lo menos será un evento lleno de acción, no hay duda que el Lycanroc de Cobalto sabe moverse tan bien como el Scyther de Bismuto.

—Hablando de coincidencias, ¿no les parece una bastante grande que Cobalto haya vuelto para participar con un Lycanroc a su lado?

—¿De qué hablas? ¿Qué tiene eso de raro?

—Ah claro, aún eras muy chico cuando eso ocurrió y es algo que Bismuto se a esforzado mucho por borrar de la historia. El encuentro entre Ao y Wolframio fue demasiado grande para ocultarlo, pero lo que muchos ya no recuerdan es que esa no fue la única batalla que se llevó aquél día, no señor. Cobalto no venía solo, en su travesía le acompañaba un Lycanroc de manera muy similar a como hace ahora Cobalto.

Pokémon: La fuga del soñadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora