—Muy bien, el sorteo está por comenzar. —Solicitó Magnezone que fueran pasando de forma ordenada—. Hay 16 llaves y por lo tanto 16 números. Les tocará luchar con aquél que saque el mismo número al suyo. Mucha suerte.
Uno a uno los concursantes reunidos fueron pasando para tomar su número de la urna sin un orden específico, solo pasaban cuando sentían que la suerte les llamaba.
El primero en acercarse fue el más llamativo de todos, Aquél Quilava con gorro de aviador sacó el boleto con el número 16 impreso. Algo que pareció hacerle muy feliz por la forma en que se puso a bailar tras verlo. La pantalla lo ordenó de inmediato en la última llave.
El siguiente en pasar fue Bismuto con una expresión de molestia. Su compañero no se miraba por ningún lado y su identidad seguía siendo hasta ahora un misterio para todos los presentes, pues al haber participado él en la primera batalla, ninguno tuvo la oportunidad de verle en acción. Su boleto fue el número 4.
Usando sus guadañas para picar el boleto, Lurantis sacó el número 7. Era el segundo número 7 en aparecer por lo que pudo conocer a su rival de inmediato. Se trataba de un Purugly de esos que con solo verle respirar podías intuir sus gustos.
Justo detrás de ella se acercó Cobalto a sacar su número. Quedaban ya pocos lugares vacíos, entre ellos el del contrincante de Bismuto. Tras ver el tablero comenzó a rezar que le tocara el número cuatro para enfrentarse a él lo antes posible. Para su disgustó terminó sacando uno diferente.
—¿Esto es un 6 o un 9? —Se cuestionó el Lucario girando el papel hacia un lado y hacia el otro.
Antes de informar a Magnezone por el número que le había tocado, Dalco fue más listo y tras observar en el tablero que ambos lugares estaban ocupados ya por un Pokémon, terminó seleccionando al que se veía más imponente de los dos.
—¡Es un nueve! ¡Es un nueve! —Alardeó el perro mirando con placer al Rhydon que acompañaba al Pokémon bigotón.
--- Coliseo de Ciudad Molayne, 5:33 PM ---
—Es muy tarde para arrepentirse —Amenazó el Pokémon taladro, dando fuertes pisotones para hacer vibrar el suelo bajo los pies de Lycanroc.
—De lo único que me arrepiento es de no poder acabar con tu vida cuando sea el final del encuentro—. Respondió el lobo.
—¿Entonces yo que voy a hacer? —Se cuestionó el Lucario con disgusto.
—Tu trabajo es cuidar de tu compañero desde la distancia y servir como un par de ojos que puedan ver todo desde una perspectiva más completa. —Explicó el Escavalier a su lado—. También puedes sugerir qué hacer o dar gritos de apoyo, tal como dice la historia del coliseo que se hacía en la antigüedad. Dicen que el último campeón ascendido podía hacer que cualquier Pokémon le hiciera caso, por lo que es una cualidad importante de demostrar en este evento. Ahora presta atención que el combate está por comenzar.
—Suena en verdad aburrido pero bueno... —Dejó escapar la mitad de su vida en un gran suspiro.
—¡La batalla número dos del coliseo está por dar comienzo! —Anunció el Corviknight que volvía a servir de narrador—. En 3, 2, 1... ¡Ahora!
Empleando su cola para dar un gran salto, Rhydon inició con una embestida buscando aplastar al lobo por sorpresa. Este no obstante sabía que lo primero que debía hacer era retroceder de solo ver la forma en que el Pokémon taladro sacudía y movía su cola de lado con impaciencia en el momento previo al combate, y se movió en base a ese pensamiento hacia atrás esquivando su Golpe cuerpo.
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Pokémon: La fuga del soñador
Fiksi PenggemarUn Lucario que pasa sus días soñando con convertirse en caballero y un Lycanroc obsesionado con recuperar lo que le fue arrebatado, unen sus fuerzas a las de un Espeon desesperado por conseguir un objeto legendario procedente de la era mitológica. ...