Luces de neón color turquesa alumbraban con parcialidad las paredes y suelo del enorme vestíbulo que representaba la primera morada de If. Incontables fuegos fatuos se bamboleaban en el aire sin dirección alguna por el lugar entero y los pasillos aledaños. Unos salían de entre los bien cincelados pilares que recorrían la escena, mientras que otros pasaban a ocultarse dentro de ellos sin dificultad alguna. Todo bajo la pobre luminiscencia de los ostentosos candelabros que danzaban colgados del techo, o al menos así es como imaginaron que sucedía, pues la cadena que se suponía debía sostenerlos se perdía en medio de la densa oscuridad proyectada hacia lo alto.
—¿Dónde comenzamos a buscar? ¿A dónde crees que haya ido Amaranto? —preguntó el Shinx con sus ojos puestos en Cian para no sentirse abrumado frente a tan desesperanzadora vista. Tratando de no prestar atención a los lamentos y sollozos que llegaban a sus orejas desde todas partes, pero sin tener origen en ningún lado realmente.
—Esto es hermoso... —murmuró el Lucario su primera oración desde que se teletransportaron dentro del recinto, perdido en el magnánimo alfombrado de terciopelo morado que iba desde su lugar hasta escalonado del altar en el otro lado del vestíbulo, mirando con detenimiento los palcos que sobresalían por encima de los pilares más distales a ellos cuando la bamboleante iluminación así se lo permitía—. Así es como debe verse un castillo real... ¡Finalmente estoy en un castillo de verdad! —presumió con emoción, moviendo su vivaracha cola en lo que caminaba el fin de la luz procedente de los candelabros de la entrada—. ¡Quizá no sea como deba escucharse un castillo, pero eso no lo hace menos válido! ¿Dónde está su rey? ¡Necesito desafiarlo a un duelo!
—¡¿Qué?! ¡¿Desafiar al rey de las tinieblas a un duelo?! ¡¿Piensas quedarte con este endemoniado lugar?!
—¡Por supuesto! ¡El sigilo me aburre un montón además! ¡Escapar de los enemigos no es para mí, guácala! —Se sacudió los brazos—. Aún me siento mal por haber escapado de dos batallas allá afuera; y así será más fácil encontrar a Amaranto, ¿no crees? Podríamos poner a trabajar a todos los espírtus hasta dar con él.
—¿Dónde está la voz racional de Levi cuando hace falta? —musitó el niño con desgana—. Levigis... ¿crees que sea verdad eso de que nos haya traicionado? Él y Amaranto parecían estar dispuestos a darlo todo el uno por el otro; entonces, ¿por qué él...?
—Es casi un hecho que Amaranto, tú y yo estamos aquí por él. Pero el resto no lo sabemos ni podemos suponerlo. Por eso hay que salir de aquí y volver a casa cuanto antes, para repartirle un buen golpe y que nos dé explicaciones.
—¿Tú... lo perdonarías? —cuestionó el leoncito temeroso, pensando en las palabras que Cian le había dicho antes allá afuera—. Levigis siempre será Levigis..., pero, ¿qué significa esa frase con él...?
—Perdonarlo o no, no depende de mí ni de ti. Si pudiera ser sincero conmigo mismo, tendría que admitir primero que disfruté mucho todos y cada uno de los sueños que tuve viajando a su lado. Compartir mi tiempo con ustedes fue lo mejor que pasó en mi vida; qué más quisiera yo que esas aventuras no hubieran terminado nunca; pero... el que debe decidir eso no es otro que Amaranto mismo.
—Era más que un líder para Amaranto...
—Y Amaranto es más que un compañero para nosotros. Iré por él y me ceñiré a lo que su corazón decida hacer con Levigis. Aunque dudo mucho que las cosas vuelvan a ser las mismas con él y... con Magenta...
—Magenta... ¡¿Magenta está bien?! Ya no supe nada desde que Am... Levigis me mandó a buscar pistas de lo ocurrido al mirador.
—Magenta está...
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Pokémon: La fuga del soñador
FanfictieUn Lucario que pasa sus días soñando con convertirse en caballero y un Lycanroc obsesionado con recuperar lo que le fue arrebatado, unen sus fuerzas a las de un Espeon desesperado por conseguir un objeto legendario procedente de la era mitológica. ...