Capítulo 39: El día del juicio final - Parte 2

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-- Central de Áurea --

Pasada la medianoche, la gran sala principal del palacio queda en penumbras, sin embargo dos guardias permanecen siempre de pie, inamovibles de su puesto, vigilantes por la seguridad y el bienestar de su Rey desde que este cayó en un estado de sueño longevo muchos años atrás.

—El momento llegó.

—Llegó el momento.

Hablaron los dos al mismo tiempo, solapando sus voces de modo que la información dada se tornase indescifrable para el oyente promedio. Del lado izquierdo un Pokémon de cabellera llameante en color rojo y una ostentosa armadura amarilla. Del lado derecho un Pokémon de cabellera azulada y una espada larga en cada uno de sus brazos. Ambos escoltas se encargaban de servir con alegoría como defensa y protección de la máxima autoridad, así como de mantenerle al tanto de lo que ocurría en el mundo exterior.

—Mi señor, el ciclo de su crisálida está por llegar a su fin.

—A su fin está por llegar el ciclo de su crisálida, mi señor.

—Han pasado muchos años, ¿qué ha ocurrido con el mundo desde entonces?

—Siguiendo el curso de las estrellas, un Pokémon cayó en nuestra tierra según lo esperado, Su Majestad.

—Su majestad, según lo esperado, un Pokémon cayó en nuestra tierra siguiendo el curso de las estrellas.

—Invasores profanaron los restos de Phoebe y un gran cumulo de energía se agita sobre la nación de Plata.

—La nación de Plata se sacude bajo un gran cumulo de energía mientras que Phoebe ve sus suelos profanados con invasores.

—Los ángeles de Arceus fueron liberados de su encarcelamiento mientras que los espíritus se han reunido sobre las raíces de Neolamarckia para disputarse el trono vacío. La era del acero está por agotar su tiempo.

—El tiempo del acero se agota y su era encontrará el final apenas la disputa entre los espíritus por el trono de Neolamarckia cese ahora que los ángeles de Arceus han sido liberados de su encarcelamiento.

—Druida, Salamandra.

—Silfo, Ondina.

—¿Quién de ellos resultará vencedor?

—Resultará vencedor solo uno de ellos, pero ¿quién?

—Lo único que sobrevive al final de los tiempos es la arena que lo sepulta todo. Necesito salir de aquí cuanto antes, necesito hacerme con la sangre de Mikami antes que los elementos le destruyan una vez más.

└Cobalto┐

—¿Y bien? ¿Cuándo iniciamos?

Impaciente por dar comienzo a su entrenamiento, Cobalto empieza a sentirse ansioso ante el prolongado silencio de Tarçin luego de que este lo llevase de la mano hasta un claro a las afueras de Medula Cydonia. Un lugar especial en que el denso nivel de aura conseguía apenas cubrir los pies del Lucario dispuesto ahora mismo en el centro de este en solitario.

—No se empieza ni se termina. Solo se permanece como una constante.

—Una... ¿constante? —Ladeo su cabeza y bajó las orejas en lo que relamía sus labios—. Está bien, pero... ¿qué hay con el entrenamiento? No irás a decirme que esta es una de esas secuencias en las que tengo que aprender alguna tontería espiritual para liberar mi verdadero poder ¿verdad? —Suspiró cabizbajo.

—¿Crees tener lo necesario para aprender un movimiento así sin más?

—¿No debería el haber llegado hasta acá contar como prueba suficiente de lo que soy capaz? —Reprocha el tipo acero desesperado, sintiendo cómo su tiempo se consume segundo a segundo—. En casa tenía más que solo colecciones de historietas. Posturas, meditación, rutinas de ejercicio... los leí todos una y otra vez hasta deshojarlos.

Pokémon: La fuga del soñadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora