Capítulo 13: Scherzo en el horizonte de eventos

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Habiendo pasado tan solo tres días desde que llegó al aula, Kuro consiguió deshacerse de la pesadilla que atormentaba a los alumnos y molestaba a Cian. Con el fin de cursos a la vuelta de la esquina pronto se olvidarían todos del tema, y su silla vacía sería no más que un efímero momento en el tiempo; sobre todo luego de que Kalem se mudase a este al primer descuido de su profesor. Pese a que este lo notó a tiempo y trató de llamarle la atención por moverse sin permiso, tanto el Sentret como el Staryu por fin libres de su pestilencia ayudaron, con sus suplicas, a que pasara el acto de desobediencia por alto esa vez. El Zebstrika no lo celebró, pero los dejó ser luego de ver la alegría con la que Cian y Kuro saludaron el roedor eléctrico, riendo juntos los tres mientras tomaba asiento justo detrás de ellos y a un lado de Sky en la última banca de la fila.

—Vamos a iniciar con Geografía hoy, así que vayan abriendo sus cuadernos en la página 196. ¿Coffe, qué estás haciendo allá atrás? Toma asiento ahora si no quieres que te ponga un sello negativo y llame a tu hermano.

—Maestro, olvidé mi lápiz en casa —explicó la coneja—, y quería ver si Cian me prestaba uno.

—Sabes que hay muchos en mi escritorio —replicó el profesor—, y lo sabes bien porque tú misma eres quien guarda ahí todos los objetos extraviados del curso.

—Pero es que Cian-

—Pero nada, jovencita —interrumpió—. O vuelves a tu asiento ya mismo, o te quito el papel de representante y tomas la clase desde fuera del salón.

—Voy... —suspiró echando una última mirada al Riolu que resguardaba su lapicera con recelo entre sus brazos, dirigiéndose a este en una voz casi imperceptible—. Cian, tu pobre carita... no me digas que esto lo hizo el bruto de Blanca. Ustedes tres se encargaron de él, ¿cierto?

—¿Eh? —Desvió el Riolu la mirada, buscando apoyo en Kuro para saber qué decir.

—Cian ha comenzado con una serie de entrenamientos intensos para convertirse en un superhéroe como Gilgamesh —mencionó Kuro al oído de la Buneary—. ¡Pero no se lo digas a nadie que es un super secreto!

—¡¿Ah?! —exclamó el Riolu levantando sus censores aurales, sorprendido y sonrojado en la misma medida—. ¡No es cierto! ¡No es cierto! —Manoteó al aire en señal de negación hacia la coneja—. ¡¿Kuro, por qué le dijiste eso?!

—Es tu interés romántico, ¿no? —cuestionó el Zorua entre pequeñas risas—. Mejor que lo sepa ahora para que sepa bien en lo que se está metiendo.

—¡¿QUÉ?! —Se fue el Emolga de espaldas hacia el suelo—. ¡¿CIAN Y COFFEE SON NOVIOS?!

La clase entera se volvió un caos apenas escucharon a Kalem gritar a los cuatro vientos. Algunos alentaron a la pareja y muchos más se burlaron con señalamientos y canciones de cómo se querían el uno al otro, todo entre risas muy mal encaminadas hacia Cian principalmente.

—«A Coffee le gustan los raros» —llegó a entonar la gran mayoría en un verso que se repetía como un incesante canto por más que Işik trató de detenerlos; esta vez le fue imposible.

Cian solo cubrió su cara con el libro de Geografía y deseo que se lo comiera la tierra, tanto a él por lo que estaba viviendo como a Kuro por haber comenzado semejante rumor. Engentado por la situación, llegó al punto en que pensó que lo mejor sería salir de allí huyendo por la ventana, pero antes de poner en marcha dicho plan el tumulto calló de golpe por la presencia de un Pokémon cuasi extraño para los propios estudiantes.

—¿Qué es este escándalo, por dios? —dijo la Rapidash de pie en el marco de la puerta—. Işik, haces muy mal trabajo educando a tus alumnos.

—Directora Tizza —habló el Zebstrika más asustado que otra cosa, despegando la cara del escritorio en un brusco brinco hacia atrás—, gusto en verla dando un paseo por los salones, ¿qué la trae a mi clase? Niños, ¿cómo les enseñé que debían saludar a las visitas?

Pokémon: La fuga del soñadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora