Una semana había pasado desde la propuesta que hicieron a los García. Fer y Matteo se habían hecho amigos y se mensajeaban constantemente analizando la situación entre las familias. Los García, habían decidido que Zil había pasado por mucho y que no iban agobiarla más preguntándole por su rompimiento con Andrés. Ella les explicó lo necesario y no se dijo más, al menos frente a ella.
Al ver la situación, pensaron que Andrés retiraría su apoyo, fue en ese momento en el que Fer le avisó a Matteo e intervinieron.
Don Memo había recibido la llamada de parte del menor de los Di Rosa para verse y había aceptado. Esa noche irían a cenar y aunque le comentó a la familia, por no saber si eso molestaría a su hija decidió avisarle a lo último, minutos antes de salir a tomar el taxi en realidad.
Zil había estado recorriendo la ciudad buscando centros de terapia para niños con autismo y espectro autista. También, se la pasó haciendo trámites para recuperar su identificación personal, así como las actas de nacimiento de ella y su hija. Los demás ya habían recuperado sus papeles, mientras ella no estuvo.
No dijo nada cuando vio salir a su padre, listo para su cita de negocios con Andrés. Le dolía que él no la hubiera buscado para hablar o aclarar, pero igual eso comprueba que a él no le interesaba la relación. O al menos eso es lo que ella piensa.
Después de un largo día ella se va a dormir, con la esperanza de volver a soñar con el hombre de sus sueños, como en los anteriores días.
Don Memo, llega al restaurante acordado y entra. Andrés lo divisa y este se acerca hasta la mesa que reservó.
—Me da gusto verlo —saluda a su ex suegro estrechando su mano.
—A mí también muchacho —responde él mientras se sienta frente al hombre joven—. ¿Cómo está tu madre?
—Bien, envía sus saludos —recuerda y llama al mesero con una señal de su mano.
Cuando el joven mesero llega este les ofrece bebidas. Don Memo que no acostumbra a pedir vinos, solo pide una cerveza oscura y Andrés, por el contrario, solo pide un agua gasificada.
—¿Cómo esta ella? —pregunta tomando por sorpresa a Memo.
—Quizás, deberías hablar con ella —concluye este, pues, aunque no se quiere meter le duele ver a su hija así.
—Solo quiero darle su espacio —explica él—. Por eso es que le pedí que viniera, no sé si ella les contó o no, pero una de las cosas por las que influyeron para que terminara conmigo fue lo de la compañía.
—No entiendo —se sincera poniendo las manos frente a él—. ¿Le molesto tu ofrecimiento?
—No, en realidad fue lo que usted dijo y ella concluyó que así era, que todo lo que yo hacía lo hacía solo por quedar bien con ella y no por que tuviera un interés real en apoyarlo. El que usted dijera lo mismo en la reunión solo empeoró las cosas —confiesa con la mejor calma posible, tratando de que no sonara mal.
Don Memo se asombra y en cuanto el mesero se acerca con las bebidas, casi que le arrebata la cerveza y bebe de ella.
—Lo lamento, muchacho —dice sinceramente—. Solo era algo que se nos vino a la mente, en verdad no queríamos que las cosas terminaran así, ¿si sabes? Ella se veía feliz contigo y la felicidad de nuestros hijos es nuestra prioridad.
—Entiendo, Don Memo, pero, la verdad es que es cierto, les hemos apoyado no solo porque los estimemos, por supuesto que lo hago porque quiero verla a ella feliz; pero he entendido que todos ustedes vienen como en un paquete y no me molesta, al contrario, mi familia y yo les hemos tomado un cariño muy especial a todos, incluso me he enterado que Fer y Matteo ahora son amigos —responde con certeza.
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Seducida por el italiano
RomanceÉl conduce hacia su escape, pero un aparatoso accidente le cambia los planes y el destino. Conoce la historia de este apuesto italiano y la chica que cree que no merece ser amada. Prohibida su reproducción total o parcial. Cuento con todos los der...