⦗𝟎𝟎⦘ 一𝐏𝐫𝐨́𝐥𝐨𝐠𝐨.

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"¿Por qué alguna vez me besarías?"

Y allí estaba otra vez, encerrado en la oscuridad de su habitación, hecho bolita en la esquina más alejada de la puerta mientras intentaba ahogar el sonido de su llanto. A pesar de vivir solo, no quería que le oyeran.

Se repetía a sí mismo que tenía que ser fuerte, que lo superaría, pero incluso él empezaba a cansarse de sus propias mentiras. Lo había intentado, en serio que lo había hecho, pero simplemente ya no podía más. Se encontraba agotado; tanto física como mentalmente. Lo único que quería era cerrar los ojos y que todo desapareciera, al menos por unos segundos. Quería que ese dolor intenso desapareciera de su pecho de cualquier forma, no le importaba cual. Aunque todo acabara de repente, mientras el dolor desapareciera no importaba.

"No soy ni la mitad de lindo"

Su piel bronceada había tomado un tono pálido y el azul de sus ojos se había vuelto opaco. Su cabello, que era comparado tantas veces con el sol, había perdido el brillo, y las grandes bolsas negras sobre sus mejillas daban a entender que no había dormido bien en días.

Si alguno de sus conocidos lo viera ahora simplemente no lo reconocería. ¿Qué había pasado con ese muchacho animado que llenaba los espacios con sus sonrisas? La verdad, ni siquiera él mismo lo sabía.

"Le diste tu suéter, es solo poliéster"

Se aferró nuevamente al suéter color azul oscuro que llevaba puesto, hundiendo su rostro en la tela antes de sollozar nuevamente, aspirando el espectro del aroma que había desaparecido con el paso del tiempo. Si, tal vez era algo grande para él, al fin y al cabo el azabache siempre había sido más alto, pero se suponía que aquel suéter simbolizaba su amistad. Ese y el suéter propio que le dio a su mejor amigo a cambio para que le dejara conservarlo; su antiguo suéter preferido. Para él aquel gesto había sido demasiado importante, casi como una especie de promesa a su propio extraño estilo, pero al parecer para el Uchiha no valió tanto como él pensó que valdría.

Al fin y al cabo no le importó regalarlo a aquella chica, como si no fuera nada más que tela vieja que ni para calentarse servía, como si desechara a la basura todos sus sentimientos.

"Pero ella te gusta más que yo"

La ya tan conocida presión en su pecho se hizo presente, trayendo consigo la sensación de no poder respirar. Su vista se nubló más de lo que ya estaba por las lágrimas mientras algo parecido a las náuseas lo invadía.

Ojalá solo eso fueran.

Una tos violenta hizo que terminara casi en el piso, sosteniéndose con ambas manos sobre el suelo, doblado sobre sí mismo en un intento por no caer del todo. Sintió su garganta desgarrarse; no sabía si dolía más por haber pasado el día llorando o por los episodios como este, que cada vez lo atacaban más seguido. La sangre manchó la madera debajo suyo antes de que por fin sintiera sus pulmones un poco más despejados; al menos respirar ya no dolía tanto como por la mañana. Su mirada sin brillo se fijó en aquellos pétalos manchados de un rojo opaco, casi sin vida, que le causaba repulsión de tan solo verlo. Incluso el color del carmín que corría por sus venas era un claro signo de que se pudría desde adentro, de la manera más tortuosamente lenta y dolorosa.

Era ilógico. Hace un par de meses podría asegurar que cuando mencionaban algo sobre flores su ánimo mejoraba, pero ahora solo podía limitarse a llorar. Abrazar otra vez sus rodillas y llorar, esperando a que el dolor se esfumara, o a que las flores terminaran con él de una vez por todas. ¿Qué más podría hacer en una situación así?

"Quisiera ser Heather"

Levantó su rostro para mirar de nueva cuenta las casi flores celestes esparcidas por el suelo. Todo su ser reflejaba cansancio, pero su llanto al fin se había detenido; ya no le quedaban más lágrimas para derramar, ni más fuerzas para seguir luchando. Una sonrisa amarga se posó en sus labios, como si hubiera aceptado la derrota.

—Valió la pena... —Murmuró, con las mejillas mojadas y los ojos hinchados, intentando tranquilizarse a sí mismo. Su rasposa y desgastada voz salió tan débil que apenas podía oírla. El dolor intenso alrededor de su faringe era una clara advertencia de que pronto no podría siquiera soltar sonido alguno. De todas formas no es como si la necesitara, a nadie le interesaba oírlo. Cerró los ojos, obligándose a soltar dichas palabras para suavizar un poco el impacto de lo que ya era inevitable—. Si es por tí, entonces está bien.

Porque sí, estaba dispuesto a pasar por lo mismo, una y otra vez, solo para verlo sonreír. Ya que si aquel chico era feliz él estaría tranquilo. No importaba que él sufriera cada día de su vida en silencio para que nadie lo notara, porque por Sasuke Uchiha cualquier dolor le era soportable.

—Sé que valió la pena. —Un mareo intenso lo hizo tambalearse mientras todo se volvía negro. Su esquelético cuerpo causó un sonido seco al chocar contra la madera. Un murmullo mudo que nadie oyó y que, aunque hubiera alguna persona presente, hubiera tenido que esforzarse para notarlo, pues lo delgado que estaba hacia su cuerpo tan enfermizamente ligero que las tablas debajo suyo apenas chirriaron cuando él se desplomó.

Naruto Uzumaki finalmente se había rendido.

Y solo una duda quedaba suelta; ¿Cómo todo había acabado de esa manera?

Siento que a Naru le daría igual cualquier tipo de sufrimiento si es por el emo ese

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Siento que a Naru le daría igual cualquier tipo de sufrimiento si es por el emo ese. Total, pasó tres años buscándolo y perdió un brazo solo para sacarlo de sus pendejadas de la venganza. Si eso no es amor entonces no sé qué es.

𝕬𝖙𝖙፡ 𝕴𝖟𝖆𝖆𝖗𝖈

Postdata: En multimedia dejé una portada que estuvo peleando contra la actual para encabezar el libro, pero al final supongo que se dieron cuenta por cual me decidí. Igual quise ponerla porque me pareció bonita.

𝐇𝐞𝐚𝐭𝐡𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora