Su pie golpeaba nerviosamente el suelo en una especie de tic nervioso. La hora se le estaba haciendo eterna, y parecía que el profesor no se callaría nunca. Giró su cabeza hacia los asientos de atrás, más específicamente hacia el puesto casi deshecho que hoy también se encontraba vacío. Sasuke chasqueó la lengua y dirigió su vista de nuevo al frente.
Hoy era el tercer día en el que Naruto Uzumaki no aparecía en clases.
Decir que no se sentía culpable era una mentira —porque sí, Sasuke sabía que gran parte de que el chico dejara de venir era culpa suya—, pero mierda, las cosas habían pasado tan rápido que no se dió cuenta de cuando dejaron de ser uña y mugre para ni siquiera mirarse a la cara cuando pasaban uno al lado del otro. Incluso su madre le había preguntado por qué Naruto ya no venía a casa como hacía antes.
Una pequeña parte de él se odiaba por dejar que todo pasara de esa manera. Una pequeña parte de él le repetía la palabra "cobarde" cada que veía a alguien molestando a su mejor amigo —¿Aún tenía el derecho a llamarle así?—, pero nunca se atrevió a entrometerse. Nunca se atrevió a intentar defenderlo. Porque Sasuke era un maldito cobarde y tenía miedo. Porque era un ser humano, y el primer instinto de un ser humano siempre es salvarse a ellos mismos. Porque siempre estaba el pequeño pensamiento de "¿Y si me pasa a mi también por ayudarlo?" "¿Y si cuando lo defiendo me convierto en el próximo blanco?" "¿Y si luego mis padres se enteran?" Por que mierda, decepcionar a sus padres le asustaba tanto...
Sasuke era un ser humano, y los seres humanos siempre han sido las mayores víctimas del miedo. Los seres humanos tendían a tomar las peores decisiones solo por eso.
Pero cuando Naruto dejó de venir al colegio fue que esa pequeña ansiedad que siempre sentía cuando veía tan mal al rubio empezó a incrementar. El primer día no le puso casi atención. El segundo se preocupó un poco, tal vez algo le había pasado —al fin y al cabo el chico vivía solo desde muy temprana edad—. Al tercer día simplemente no podía de los nervios.
Si, sabía que había sido un imbécil que no lo ayudó cuando más lo necesitaba. Si, sabía que lo que le había dicho aquella tarde tal vez fue un poco cruel. Si, sabía que su mejor amigo estaba enamorado de él, y aunque ese hecho le molestaba, le molestaba aún más la idea de que algo le había pasado por culpa suya y ahora debía pasar el resto de su vida con ese peso sobre sus hombros, lamentando no poder volver a verlo.
Cuando la campana sonó salió del salón lo más rápido que pudo, intentando evitar a su novia y que no lo alcanzara camino a la salida. Hoy no tenía energía para lidiar con ella, y por casualidades del destino terminó topándose con el par que siempre solía andar con Naruto. Sakura y Hinata también parecían al borde de un colapso, y fue la más tímida la que literalmente le exigió que las acompañara a la casa del rubio. No es que él opusiera mucha resistencia tampoco, así que solo siguió a las dos chicas en silencio. Silencio que perduró todo el camino, pues al parecer ninguno de los tres tenía ganas de armar conversación.
Finalmente llegaron a la casa. Todas las ventanas y cortinas estaban cerradas, como si el chico no estuviera. Pasó lo mismo con el timbre; no hubo respuesta, y después de varios minutos intentándolo se detuvieron. Sasuke ni siquiera sabía que iba a decirle si llegaba a verlo a la cara, es decir "Hola, se que hace tres días te dejé en ridículo frente de un gran grupo de personas y dije que me parecías asqueroso, pero bueno, ¿cómo estás?" No, sin duda no era una buena idea. Simplemente no sabía que mierda decirle.
Él y Sakura se habían rendido, pero fue Hinata la que —con una fuerza que ninguno de los dos sabía que tenía—, pateó la puerta cerca de la cerradura casi con rabia, haciendo que se abriera bruscamente y chocara contra la pared. Entró sin mencionar palabra, y los otros dos solo la siguieron con las palabras atoradas en la garganta.
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𝐇𝐞𝐚𝐭𝐡𝐞𝐫
FanfictionNaruto no pudo saber cuando todo había empezado, mucho menos como, pero sí sabía que las cosas se estaban saliendo de control. ¿Qué si estaba en sus planes aquella atracción que llegó de repente a sacudirlo y poner de cabeza su mundo? No, obviamente...