⦗𝟏𝟑⦘ 一𝐕𝐞𝐧𝐠𝐚𝐭𝐢𝐯𝐨.

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El tema con Heather era... complicado.

Si, el curso seguía persiguiéndola como si de una diosa a la que deben adorar y proteger se tratara, pero el pequeño grupo de amigos era la excepción. A pesar de su encanto inicial hacia ella, las cosas ahora eran incómodas. Bastante incómodas. La mezcla de rencor y culpa que sentían todos al verla hacían las cosas complicadas, y claro que ella se había dado cuenta.

No es que le importara mucho el grupo. Tenía a casi toda la escuela comiendo de la palma de su mano, ¿Qué importaba uno más o uno menos? Pero Sasuke, Sasuke era un tema aparte. Lo que ella había denominado cómo "amor a primera vista" no se iría así como así. No se había encargado de destruir la competencia para nada, y aunque no fuera más que otro de sus caprichos y termine por aburrirse del moreno en un par de meses —o tal vez antes—, ahora era algo que deseaba con ansias, y Heather estaba acostumbrada a siempre conseguir lo que quería. Fuera lo que fuera, de la forma que fuera. Desde niña nunca le había sido negado nada. Siempre que quería algo le bastaba con pedirlo y chasquear los dedos, sin importar lo costoso o escaso que pudiera ser, y sus caprichos siempre serían cumplidos sin falta.

Con el tiempo empezó a aburrirse. Cuando todo lo que deseas está a tu alcance dejas de desearlo con la misma fuerza. Entonces descubrió algo que no podía comprarse con dinero; el agrado humano. Porque por mucho que el dinero fuera algo que el ser humano perseguía como un gusano arrastrándose por el suelo, el precio de la lealtad era demasiado alta, y si era por dinero siempre tiraría por el mejor postor.

Entonces empezó a interesarse por la manipulación, y pronto se volvió una experta en eso también. Descubrió cómo actuar y sonreír, como hablar y dirigirse a la gente para ganárselos a punta de solo su encanto. Como tenerlos bajo sus pies con una amabilidad falsa, que solo escondía desprecio y repugnancia hacia quienes la rodeaban. El ser humano era tan simple que le parecía gracioso. ¿Cómo era que por una sonrisa de una chica bonita y una cara de cachorro regañado estaban dispuestos a atacarse entre ellos y destruir a los que llamaban amigos? Veía a los demás como seres inferiores, peones desechables que podía utilizar a su antojo antes de aburrirse y cambiar de juego.

Fue por eso que no le importó destruir la vida de Naruto cuando se interpuso en su camino de conseguir un nuevo juguete. Porque por más "amigos" o popularidad que tuviera solo debía ser paciente antes de que su plan marchara y la vida del chico se desmorone. Era tan simple como fingir un poco y poner a quienes más le importaban en su contra. Estrategia básica. Un juego de niños.

Pensó que lo había logrado cuando Sasuke le dijo que pensaría sobre su confesión y el chico dejó de venir a la escuela. Ahora, sin el rubio de por medio, el Uchiha podría aprovechar su tiempo en ella en vez del cabeza hueca al que llamaba mejor amigo. Pero no estaba en su plan que Sasuke empezara a evitarla. Mucho menos que la apariencia de chico perfecto que le dió en un inicio empezara a venirse abajo junto con la desaparecida del rubio. Entonces se enteró por un comentario casual de uno de sus compañeros del rumor de que habían hospitalizado al Uzumaki, y atando cabos entendió porque su amor platónico desaparecía cada tarde apenas la campana sonaba, pero siempre que iba a su casa sus padres le decían que no estaba.

Y Heather estaba que sacaba humo de las orejas de la ira.

Supo disimularlo. Puso una actitud preocupada y preguntó por más detalles. No se enteró de la causa ni del estado del chico, pero si del hospital en el que supuestamente estaba. Así, con lágrimas falsas asomándose por sus ojos, dijo a los chicos que ojalá Naruto se mejorara. Que era un buen chico a pesar de ser algo impulsivo, y aunque era obvio que le tenía rabia por alguna razón que ella desconocía, nunca le desearía el mal al rubio.

¿Han escuchado el término mitomanía*?

Todos se conmovieron por la preocupación de la encantadora Heather, quien se preocupaba por alguien que, a la vista de todos, le había hecho la vida "imposible" por celos. Heather en cambio solo se preguntaba cómo después de hospitalizado ese rubio con aire en la cabeza en vez de cerebro seguía metiéndose en sus planes.

𝐇𝐞𝐚𝐭𝐡𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora