El único sonido que entraba por sus oídos era el de sus pasos, desesperados y sin orden, mientras corría lo más rápido que podía hacia la estación de autobús. Su respiración parecía ser tan escandalosa como para cubrir el ruido del resto de personas que pasaban a su lado, y el ardor en sus piernas estaba por encima de cualquier otra sensación. No le importaba. Dejó de importarle cuando escuchó las palabras de Sakura. Su celular cayó al suelo, y no se molestó en recogerlo cuando salió disparado por la puerta. Ni siquiera sabe si la cerró correctamente.
Las palabras de la chica lo siguieron desde su casa, repitiéndose como un eco en su cabeza apenas pudo entrar al bus y apoyarse sobre sus rodillas para tomar algo de aire.
Naruto tuvo una recaída.
Negó con fuerza, sosteniendo su cabeza cuando el dolor molesto que lo había atormentado todo el día volvió con más fuerza. Maldijo al aire cuando vio que todas las sillas estaban ocupadas, y tuvo que sostenerse de una de las barandas cuando el mareo intentó tumbarlo.
El doctor dice que no cree que lo logre.
El piso no se quedaba quieto, se retorcía y estiraba sobre sí mismo como si tuviera vida propia, y la sensación empeoró cuando el bus empezó a moverse.
Naruto no va a lograrlo.
Los parlantes anunciaron la próxima parada, pero el sonido entró a sus oídos amortiguado, como si estuviera bajo el agua y las ondas se hicieran demasiado pesadas como para llegar a él, o tal vez era su cabeza la que estaba demasiado densa como para recibirlas.
Naruto no va a lograrlo.
Naruto no va a lograrlo.
Naruto no va a lograrlo.
Intentó enfocar su vista en las letras rojas en el tablero sobre sus cabezas, que indicaban la parada, pero todo estaba demasiado borroso. Las palabras se dividían e imitaban, separándose y juntándose de nuevo. El orden no tenía sentido y los números parecían tener formas extrañas. Tuvo que hacer un esfuerzo inhumano para intentar leerlas, bajándose en la que creía que era la indicada, intentando no derrumbarse apenas piso el pavimento.
El hospital se alzaba enfrente suyo, más grande e imponente de lo que se había visto nunca. Parecía inclinarse hacia su dirección con un aura oscura, esperando a que el mismo se atreviera a lanzarse a la boca del lobo. Sasuke tragó saliva antes de empezar a caminar a paso rápido, intentando no derrumbarse a medio camino por la migraña, chocando con la gente mientras más avanzaba por los pasillos. Se sentía enfermo. Se sentía débil.
Un Uchiha no podía ser débil.
Sasuke no podía ser débil.
No si quería poder hacer al menos lo mínimo para ayudar a su amigo. Para redimir una pequeña parte de sus pecados.
Camino en piloto automático por el camino que ya se sabía de memoria, pues había recorrido tantas veces antes que sus pies habían memorizado el recorrido. Divisó a lo lejos a las chicas junto a la puerta, y Kiba conversando con el doctor. Sabía que no debía entrar a la habitación a menos que le dieran permiso. Sabía que lo más razonable era preguntar qué había pasado. Sabía que no estaba en estado para intentar cuidar de alguien cuando no podía cuidar siquiera de sí mismo.
No le importaba.
Apartó del camino a Sakura, que intentó detenerlo, pasando de largo a los otros dos, y abrió la puerta con la desesperación digna de alguien que teme perderlo todo. Entró en el cuarto a paso firme, a pesar de que todo le daba vueltas, por que no podía permitirse mostrar debilidad frente a quien se suponía debía proteger, a pesar de ser quien más lo había dañado en un principio, e intentó con todas sus fuerzas ignorar el peso de la mirada del doctor, que se clavaba en su nuca como la mira de un arma, tomándolo como el objetivo al que disparar pero solo esperando, esperando a que la presa bajara su guardia, e intento no temblar ante la intensidad del par de ojos bajo los lentes, con la sensación en el pecho de que el hombre sabía más de lo que aparentaba, y prefería juzgarlo sin palabras, solo con ese silencio mortal que hace el ambiente sofocante y te quita el aire de repente.
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𝐇𝐞𝐚𝐭𝐡𝐞𝐫
FanfictionNaruto no pudo saber cuando todo había empezado, mucho menos como, pero sí sabía que las cosas se estaban saliendo de control. ¿Qué si estaba en sus planes aquella atracción que llegó de repente a sacudirlo y poner de cabeza su mundo? No, obviamente...