⦗𝟎𝟖⦘ 一𝐑𝐮𝐦𝐨𝐫𝐞𝐬.

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Bostezó por quien sabe ya que vez, poniendo todo su esfuerzo en intentar no cerrar los ojos. Los párpados le pesaban y su vista se iba poniendo borrosa. Oía la voz del profesor cada vez más distorsionada. No quería dormirse, pero la clase de historia sumado a lo poco que duerme por las noches debido a los ataques de tos son demasiado para él.

Para su mala suerte, parece que de noche su cabeza de adolescente estúpido enamorado no puede pensar en nada más que "Sasuke Uchiha", pensamientos que terminan desencadenados en "La odiosa Heather", y todo eso termina con él en el baño, frente al retrete, escupiendo pétalos a lo desgraciado.

Negó algo brusco, intentando alejar esos no tan bonitos recuerdos de su cabeza —y de paso el sueño—, recordando la fiesta de la que Kiba le había hablado esa mañana, porque si, sorprendentemente, el chico perro le seguía hablando.

No iba a negar que al principio no le convencía del todo la idea, sobre todo por cierto azabache que sin duda estaría ahí y la relación tensa que aún llevaba con sus amigos.

—Naruto.

Andaba tan perdido en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando la clase había terminado. La mano en su hombro, acompañada por un murmullo con su nombre, lo tomó por sorpresa. Pegó un pequeño salto en su lugar antes de girar, sintiendo la suave risa hacerle cosquillas en el oído.

—Perdón, no quería asustarte.

—Gaara —saludo de vuelta e intentó ignorar el calor que le subía a las orejas por la vergüenza—. No importa, estaba distraído —el rubio le sonrió como solía hacer, preguntándose tanto como agradeciendo el hecho de que el pelirrojo se supiera su nombre.

—¿Irás a la fiesta?

¿Cómo decirle que no a esa sonrisa? Nunca lo había visto sonreír antes, siempre parecía enojado —tal vez tenía un gusto extraño y recién descubierto hacía los cara de culo—, pero aquel casi imperceptible movimiento en la comisura de los labios ajenos fue suficiente para sacudirlo.

—¡Claro! No me la perdería por nada.

A la mierda Sasuke. Iría a la fiesta con ese jodido chico sin cejas y nadie podría decirle lo contrario.


[ . . . ]


Fue una mala idea.

Joder, fue una malísima idea.

¿Cuándo fue que Naruto, el alma de la fiesta, empezó a quedarse en una esquina viendo a todos los demás bailar y divertirse? Eso no era para nada su estilo, y las miradas pesadas de la gente no ayudaban mucho.

¡Se supone que vino a divertirse, a sacarse el estrés de encima!

Soltó un suspiro, viendo como su reflejo lo imitaba en el vaso de fiesta que tenía en la mano; una bebida rosa de extraña procedencia que apestaba a alcohol. Revisó la hora en su celular. Gaara aún no llegaba. Frunció el ceño, y se acabó el contenido del vaso de un sorbo antes de dejarlo en una mesa cualquiera y sentarse en el primer sofá que se apareciera en su camino.

Sakura y Hinata bailaban en la improvisada pista de baile del dueño de la casa y anfitrión de la fiesta —¿Cuál era su nombre?—, cuidando no acercarse demasiado. Su relación con ellas tampoco estaba tan bien que digamos. Desde el incidente con Heather se habían empezado a alejar cada vez más, al punto que ya casi ni hablaban, y la dolorosa sensación de estar siendo evitado era cada vez más difícil de ignorar.

Kiba bailaba con una chica cualquiera y Shino estaba en la mesa de refrescos, probablemente ebrio. Ellos eran quienes menos se habían alejado. Tal vez por el hecho de que nunca fueron tan cercanos en un principio.

𝐇𝐞𝐚𝐭𝐡𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora