El tiempo vuela, y en menos de lo esperado llegó el tan deseado día de nuestro rubio, junto con la chica nueva. Como Sakura le dijo, los profesores le pidieron a él y a Sasuke que le enseñaran los alrededores y le ayudaran en lo que pudiera antes de sacarlos de clase.
"Premio doble" pensó el rubio mientras se burlaba internamente de la expresión disconforme de su profesora de física. Al parecer hoy la suerte estaba de su lado. ¿Qué probabilidades habían de que, además de poder pasar dos horas junto a su crush, fueran preciso las dos horas de física de la semana? Salió del aula tarareando con una sonrisa alegre, convencido de que nada podría arruinar su buen humor hoy.
Oh querido, qué iluso eres.
La imágen que encontró al salir del salón no le agradó demasiado, pero decidió ignorar el sentimiento y acercarse a Sasuke, que conversaba con la que se suponía era la chica nueva. Chica que se encontraba muy cerca al azabache. Tal vez demasiado cerca. Si, tendía a exagerar un poco, pero ¿Por qué acercarse tanto? Es decir, ¿No conoce el espacio personal o el auto respeto? le estaba poniendo los pechos casi en la cara.
Caminó a paso lento hacia ellos, simulando que lo que más le había dolido no era el hecho de que ella estuviera encima, sino que el Uchiha no hubiera hecho nada para apartarse y siguiera la conversación como si nada. Si él hubiera hecho algo mínimamente parecido hubiera recibido un puñetazo para que se alejara.
Al verlo la chica se acomodó, dedicándole una sonrisa cargada de una inocencia casi angelical, todo bajo la mirada del ojionix.
—¡Hola! Tú debes ser Naruto, preciso hablábamos de ti —extendió su delicada mano hacia él como saludo—. Soy Heather.
—Naruto —le devolvió el apretón, sonriendo en grande, tragándose las ganas de mirarla mal—. ¿Entonces el teme ya te habló de mí?
Sasuke le dedicó una mirada de advertencia que ignoró mientras la chica reía, aunque sintió la suave risa casi forzada.
Así pasaron las dos horas; Heather pegada a Sasuke simulando no darse cuenta de su cercanía, forzando gran cantidad de gestos con tal precisión que parecían naturales, pues el Uzumaki parecía ser el único en darse cuenta. Sasuke, en cambio, mostraba la escuela sin hacer nada para apartarla, aunque tampoco parecía corresponderle. Y Naruto había estado persiguiéndolos, intentando no parecer tercera rueda y ponerle un poco de humor a la tarde para esconder su incomodidad, con la sensación de que una mirada pesada quería aplastarlo cada que abría la boca. Por desgracia ninguna fue de su mejor amigo, que parecía haberse olvidado de que él los acompañaba —no sabía si eso era mejor o peor que su mirada de odio—. Pasó a segundo plano más rápido que un maldito extra en una película de miedo, y de la manera en la que iban estaba seguro de que en ese caso él sería el primero que matarían los fantasmas.
Ojalá después de él siga la dichosa Heather.
[ . . . ]
Entró a la cafetería empapado, temblando y con cara de pocos amigos, sentándose bruscamente en la mesa en la que antes las dos chicas charlaban tranquilas, cada una con una bebida caliente enfrente. Agradeció el café frente suyo entre dientes —que seguramente ellas habían pedido antes de que llegara—, y cruzó los brazos irritado, mirándolas con una mueca.
Como si esa tarde del asco no hubiera sido suficiente, el único día que olvidaba su paraguas era el día que las calles parecían parte de un diluvio y el cielo daba la impresión de querer caerles encima. No había llovido en toda la semana, ni la semana anterior, y se supone que hoy tampoco lo haría, pero al parecer su racha de mala suerte volvió.
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𝐇𝐞𝐚𝐭𝐡𝐞𝐫
FanfictionNaruto no pudo saber cuando todo había empezado, mucho menos como, pero sí sabía que las cosas se estaban saliendo de control. ¿Qué si estaba en sus planes aquella atracción que llegó de repente a sacudirlo y poner de cabeza su mundo? No, obviamente...