⦗𝟐𝟓⦘ 一𝐄𝐩𝐢́𝐥𝐨𝐠𝐨.

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—Me gustas.

Las palabras solo salieron. No hubo advertencia. No hubo señal de peligro ni ningún otro indicador previo. Sasuke solo las dejó salir un día mientras ambos cenaban a solas por que los señores Uchiha habían salido, dándole otro sorbo a su sopa justo después como si no acabara de soltar una bomba atómica en la habitación.

—¿Qué?

Naruto, en cambio, reaccionó de la manera contraria. Fue como si al inicio se hubiera quedado en blanco, tomando unos segundos que se sintieron eternos para procesar la información. La cuchara resbaló de sus manos y sus ojos rebuscaron los del Uchiha con insistencia, escaneando su rostro en busca de algo que lo ayudará a entender la situación.

Sí, se habían estado llevando mejor durante los últimos días. Sí, Sasuke se había soltado más desde el incidente de la "reunión" —tenía la leve sospecha de que el azabache lo recordaba todo, pero nunca mencionó palabra al respecto, así que Naruto tampoco lo hizo—. Sí, se sentía mucho más cómodo con él en comparación a cuando recién se mudó a su casa, y sí, era obvio que Sasuke correspondía sus sentimientos. A pesar de eso, ninguno de los dos había hablado del tema a excepción del día que el chico se emborrachó, así que el Uzumaki nunca imaginó una confesión de manera tan repentina.

—Pero eso ya lo sabías, ¿Verdad? —Agregó el moreno. El cubierto fue dejado en la mesa con la delicadeza digna de la familia, misma que había visto en Mikoto, Itachi e incluso en Fugaku. Luego fue turno de esos ojos negros, esos bonitos ojos negros de al fin mirarlo de frente—. Por eso estás aquí ahora. Por eso no dijiste nada después del día de la fiesta.

—Supongo... —por primera vez en mucho tiempo, no tenía nada que decir. Era inútil. Su cabeza parecía seguir recuperándose del cortocircuito que el moreno le había causado descuidadamente con sus palabras, y los deja vu de cuando a pesar de oír todo no podía hacer nada al respecto le dejaron un amargo sabor de boca.

Las manos de Sasuke se escondieron bajo la mesa, jugando entre ellas en un patético intento de mantener la calma. Naruto lo sabía. Conocía a ese chico mejor que a sí mismo y sabía que eso solo pasaba cuando está al borde de su autocontrol, cuando la ansiedad le carcome la cabeza y necesita mantenerse distraído para soltar sus pensamientos en el orden correcto. A pesar de eso, le sonrió, o eso parecía intentar, pues sus pálidos labios hicieron el esfuerzo de curvarse hacia arriba en una mueca sin forma.

—No tienes que responder ahora. No tienes que responder si no quieres. Lo entiendo —aunque sus ojos parecían inquietos, y el silencio que le siguió a su afirmación parecía ponerlo peor. Su atención vagó por el lugar de manera ansiosa, antes de que soltara un suspiro resignado—. Mira, sé que lo arruiné, ¿si? Sé que fui un imbécil e hice cosas que no debía y te lastimé. —Naruto abrió la boca para replicar, pero no supo qué decir. Era verdad. Sasuke esperó a que agregara algo, pero cuando se dió cuenta que no pasaría solo continuó—. Entiendo si dices que no. Creo que cualquier persona lo haría, es solo qué... De verdad me gustas. Sé que suena tonto viniendo de la persona que te hizo desarrollar Hanahaki pero no te estoy mintiendo. Quiero intentar compensarte todo porque me gustas. Me gustas más de lo que quería aceptar. Me gustas y aún así te hice algo tan terrible. Yo... Si pides que me aleje lo haré, te juro que lo haré, pero...

Sasuke se detuvo. Sus divagaciones quedaron en el aire. Su voz se quedó sin fuerza y su mirada no pudo aguantar mucho más intentando enfrentarlo, terminó clavada en su plato a medio terminar. A pesar de todo, Naruto jura que vio algo en el brillo de sus ojos, en como se contorsionó su cara, en como parecía que estaba a punto de llorar, que fue como su propia forma de pedírselo, de rogarle que lo aceptara, el "por favor" que el chico omitió al final de su discurso.

𝐇𝐞𝐚𝐭𝐡𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora