Sasuke no era tonto. Siempre supo que aquellas chicas se llevaban algo entre ellas. Notaba las miradas fugaces cuando pensaban que nadie les ponía atención. Los roces de manos. Las sonrisas coquetas y los comentarios con doble sentido. Notaba cuando Naruto ponía excusas estúpidas cada que se iban los tres juntos y regresaba por su cuenta. Sabía que las estaba cubriendo para darles un momento a solas. Pero nunca dijo nada.
"No es mi problema." Pensaba él, y entonces solo las dejaba ser. Pero después de encontrar a Naruto en su apartamento ese día, al borde de la muerte, todo eso se detuvo. Ya no se miraban como si estuvieran aguantando las ganas de robarle un beso a la otra, ni se toman de los meñiques cuando se acompañaban de un lado a otro —si es que se acompañaban en primer lugar, pues hace rato que las excursiones privadas por la escuela entre ellas habían terminado—. Ya no cantaban esas canciones que tanto les gustaban mirando a la otra como si intentaran confesarle su amor a través de la letra, sin que nadie más en el cuarto entendiera la indirecta. Ya no había nada de eso. El espacio había sido llenado por saludos incómodos y conversaciones cortas de respuestas secas y cortantes —principalmente por el lado de la Hyuga—. Y hasta las personas que solo las veían como "mejores amigas" habían empezado a darse cuenta del trecho que cada vez se hacía más grande.
Lo peor es que también sabía que a ambas les dolía como nunca. Se notaba en sus ojos cada que conectaban miradas sin querer, porque intentar mirar a la otra sin que se diera cuenta era algo que no podían evitar. Porque el impulso de intentar agarrarse de las manos estaba tan marcado en ellas que cada que las escondían en sus bolsillos para evitar hacer algo estúpido en público era tan mal disimulado que a Sasuke le sorprendía que nadie más se hubiera dado cuenta. Porque la forma en la que deseaban su amor y compañía era tan pero tan obvia que podía sentirla brotando de cada poro de sus cuerpos con tan solo ver a las dos cerca una de la otra.
Y aún así sabía de la misma manera que ninguna soportaría que ambas estuvieran en el mismo cuarto a solas.
Sería una tortura, demasiado dolorosa para soportarla. Miradas expectantes y silencios incómodos siendo los principales protagonistas de la escena mientras la culpa flota libre por el lugar, burlándose de ellas, agregando un peso extra a los hombros de ambas.
Porque lo único peor que un amor no correspondido es un amor que aunque sea tan fuerte por ambas partes sabes que no puede ni nunca podrá ser. Porque aunque intentaste con todas tus fuerzas igual fallaste tan trágicamente que sabes que volver a intentarlo solo terminaría de romperte.
No sabía si alguna vez habían sido pareja. No sabía si habían peleado y terminado con su relación —si es que alguna vez tuvieron una—. Pero era obvio que no estaban en buenos términos. Y aún peor, dependían tanto de la calidez y compañía mutua que no sabía cuánto más podrían soportarlo antes de derrumbarse ellas también.
No podía dejar que eso pasara.
Además de Kiba, que se enteró por espiarlos durante una conversación que tuvieron luego de ese día —no pueden culparlo, estaba preocupado por Naruto y sabía que no le dirían si preguntaba directamente. Pensaba que lo habían golpeado otra vez—, ellas eran las únicas que sabían del estado de su rubio amigo, y también las únicas con las que sentía que podía compartir aunque sea un poco ese sentimiento de culpa que lo atormentaba desde que todo el tema inició.
Dejó que sus pensamientos siguieran divagando mientras caminaba distraído por un pasillo que normalmente no usaba —estaba evitando a Heather, de nuevo—, hasta que el sonido de pasos rápidos, como si alguien corriera hacia él, lo trajo de vuelta. Su mirada antes clavada en sus zapatos se alzó para encontrarse con Kiba al otro lado del pasillo, quien apenas lo vio pareció aumentar su paso. Tropezó un par de veces, casi cayendo, pero eso no lo detuvo de llegar a Sasuke más rápido de lo que el moreno pensó que era físicamente posible. Kiba lo tomó de los hombros bruscamente, arrastrando palabras inentendibles mientras intentaba recuperar el aliento de a grandes bocanadas. Sudaba como si hubiera corrido por todo el colegio buscándolo.
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𝐇𝐞𝐚𝐭𝐡𝐞𝐫
FanfictionNaruto no pudo saber cuando todo había empezado, mucho menos como, pero sí sabía que las cosas se estaban saliendo de control. ¿Qué si estaba en sus planes aquella atracción que llegó de repente a sacudirlo y poner de cabeza su mundo? No, obviamente...