⦗⛒⦘ 一𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥 𝐚𝐥𝐭𝐞𝐫𝐧𝐚𝐭𝐢𝐯𝐨.

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Solo para aclarar, nada de esto va en la línea original de la historia. Es un final alternativo/no canónico, osea, en verdad no pasó.

¿Por qué lo escribo, entonces? Fácil; soy masoquista y me gusta sufrir (y hacerlos sufrir a ustedes también, claro)

Disfruten de su bad ending.

Disfruten de su bad ending

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Sus ojos ardían. Quemaban como si en vez de lágrimas hubiera estado llorando ácido estas últimas horas, e incluso cuando se secaron y no salió nada además de lloriqueos bajitos y patéticos de su garganta sus párpados aún parecían quemarle las retinas.

Daba igual. No se movería de ahí. Permanecería junto a la camilla.

Tal vez lo que Sasuke necesitaba era descansar. Ir a casa e intentar dormir un poco. Relajarse y dejar que su cuerpo recuperara energías, pues no sabía por cuánto tiempo más podría soportar ese ritmo demoledor antes de colapsar. Antes de que sus sistemas se dieran por vencidos y lo traicionaran, rompiendo la promesa de quedarse a su lado por culpa de un desmayo, como ya le había pasado una vez.

Pero daba igual. No importaba. No se iría. No después de lo que acababa de pasar. No después de correr como si su vida dependiera de ello para llegar al hospital porque le dijeron que "Naruto no lo lograría". No después de que el doctor lo tratara como a un payaso de circo al decirle que ya no había peligro, como si solo quisiera ver que tan desesperada sería su reacción; qué tan rápido llegaría, cuanto le rogarían sus ojos que le dijera que estaba bien, como temblaría su labio cuando intentara hacer la pregunta.

"¿Fue gracioso?" Quiso preguntarle, con las ganas de soltarle un puño subiéndole por la garganta como bruma hirviendo, quemando más que sus lágrimas secas, pero no era el lugar, y tampoco tenía la fuerza para hacerlo, así que solo se quedó ahí, estrujando las sábanas blancas, mordiendo su labio porque ya hizo demasiado espectáculo como para romper en llanto de nuevo, y no quería ver que tipo de cara harían todos al ver a su payaso soltar un nuevo truco.

Así que esperó, con su mano cerrada a centímetros de los escuálidos dedos inertes de su mejor amigo. Con el cosquilleo de querer tocarlo pullándole la piel con violencia en vez de hacerle esas cosquillas cálidas que siempre le daban hace apenas un par de meses.

Esperó. Esperó y esperó, pero los Uchiha no son precisamente pacientes, y todo era demasiado blanco. ¿Por qué todo era blanco? El sonido del reloj de repente era demasiado ruidoso, rebotándole en los tímpanos como si quisiera hacerlos estallar. Lo escuchaba desde todas partes; adelante, atrás, arriba, abajo, los lados, e incluso desde adentro de su propia cabeza. Estaba por doquier. Rebotaba en cada superficie que encontraba para volver a él con más fuerza. Tomaba impulso en las paredes que de repente estaban más cerca, y por alguna razón se le cerraban encima. ¿El cuarto siempre fue tan pequeño? Nunca lo notó hasta ahora. ¿Por qué no hay ventanas? Necesitaba una ventana. El lugar se quedaba sin aire y necesitaba respirar. ¿Cuándo fue la última vez que ventilaron esa habitación? ¿Por qué se sentía más pesada?

𝐇𝐞𝐚𝐭𝐡𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora