-15-. IN FRAGANTI.

637 83 8
                                    

Al día siguiente, Hermione se levantó a la hora acostumbrada para preparar la comida del día

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Al día siguiente, Hermione se levantó a la hora acostumbrada para preparar la comida del día. Al salir de su habitación, se percató que la puerta del cuarto de Draco estaba cerrada; ella no la había cerrado la noche anterior por lo que supuso que el muchacho lo había hecho en algún momento de la madrugada. Se acercó y lentamente intentó mover el pomo, pero como ya había adivinado, él había puesto el seguro desde adentro, por lo que decidió no molestarlo, a pesar de que podía abrirlo con la llave o con la varita. Quizá estaba avergonzado por su actitud de la noche anterior; ella lo estaría si hubiera hecho lo mismo.

Sigilosamente se alejó de la puerta y siguió con su rutina. Si espacio era lo que quería, se lo daría. Sin embargo, al volver del trabajo, vio la ropa que le había dejado intacta por lo que dedujo que no se había bañado; comprobó que tampoco había probado bocado. Esto le preocupó. Sabía que estaba adentro porque la puerta seguía cerrada y con el seguro puesto. Al menos no se había ido; ese día no había puesto los hechizos de bloqueo en la puerta principal. Resopló y se detuvo varios minutos frente a la puerta, debatiéndose entre entrar o no, entre llamarlo o no. Al final recordó las palabras de Harry «no es justo que te preocupes por él», y dando media vuelta, regresó a la cocina. Puso música y cantó, pero Draco no salió. La historia se repitió el miércoles y el jueves. Esos dos días sí había salido del dormitorio pues no encontraba la ropa que le había dejado en el baño y había menos comida en el plato, pero no se dejaba ver. ¿Cuántos días más conseguiría eludirla?

Deliberadamente, ella también había evitado encontrarse con Harry los días siguientes a su discusión pues sabía que él tocaría el tema. La verdad, estaba muy extrañada por la reacción de su amigo ante la presencia de Draco. Harry siempre había tenido un corazón noble, y aunque sí era algo impulsivo, nunca le había conocido la faceta de ser cruel. Pero sentía que tener a quien tanto había odiado bajo su mismo techo sacaba lo peor de él. No recordaba haberlo escuchado referirse a alguien como lo hizo el lunes, como si hubiera aprovechado la condición de Draco para desahogarse de todo lo vivido en la infancia. Aun así, sentía que Harry había sido injusto pues Draco no estaba en condiciones de defenderse debido a su estado de embriaguez, y eso le daba ventaja a su amigo para ofenderlo.

El viernes en la mañana, Harry ya estaba en la cocina cuando Hermione salió de su habitación, lo que la sorprendió.

—¡Buenos días! —saludó sonriendo—. Hace días que no sabía nada de ti —le dijo el muchacho sirviendo una taza de café—. No quisiera creer que me estás evitando, Hermione.

—Sé que no estás muy de acuerdo con lo que hago, Harry, y créeme que entiendo perfectamente tu punto de vista.

—Como te lo dije el sábado, no voy a perdonar todo lo que nos hizo solamente porque ahora está deprimido y enfermo, Hermione. Después de todo lo que pasó no puedo... Intercedí por su familia por lo que hizo Narcissa, no por él o su padre.

—Lo sé...y estoy de acuerdo. Tampoco es como si yo lo hubiera perdonado. En todo caso, no quería tener más disgustos contigo... no me gusta pelear y lo sabes.

Heridas del almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora