Draco se quedó por varios minutos con la mirada perdida en la copia de la carta, analizando la situación y a la vez sorprendido de que su padre, en lugar de una carta, no hubiese enviado un aullador. La posdata estaba prácticamente garabateada como fiel retrato del estado en el que su padre se encontraba al escribirla y sintió un nudo en su garganta.
Hermione lo había dejado solo en su habitación así que no trató de ocultar una lágrima que salió de uno de sus ojos. Que su madre se hubiera enfermado no era algo que hubiera querido que pasara, mucho menos que pudiera morir por su causa, a escasos cuarenta y tres años de edad. Ella siempre lo hacía sentir vulnerable, siempre había tenido un amor casi enfermizo por él.
De pequeño le encantaba la atención que ella le daba. De adolescente había momentos en que se había vuelto un motivo para avergonzarse y cuando se vio obligado a unirse a los mortífagos, la vio consumirse por el miedo de que pudiera pasarle algo.
Un juramento inquebrantable con Severus, su rostro desgarrado cuando tenía que torturar a los sirvientes que disgustaban al Señor Tenebroso, la imagen de ella arrastrándolo tras unos sillones para protegerlo durante la batalla en la mansión, dándole su propia varita al regresar a Hogwarts luego de las vacaciones de Pascua. Siempre en actitud defensora hacia su familia, siempre dispuesta a lo que fuera por mantenerlos a salvo. Y él no había actuado bien con ella todos esos meses.
No imaginaba cómo podría estar ahora que llevaba desde julio pasado sin tener noticias suyas. Él simplemente había decidido marcharse sin decirle nada y se había negado a leer, mucho menos contestar sus cartas.
Draco leyó la noticia del periódico y volvió a leer la carta de su padre. La situación había provocado que empeorara la resaca que sintió al despertar. Con dificultad, se levantó de su cama y caminó hasta la ventana, en cuyo reflejo pudo medio apreciar su deteriorado aspecto. Había mejorado ligeramente desde que Granger lo había encontrado, pero perfectamente podía seguir pasando desapercibido si así lo deseaba. Podría ir al hospital y nadie lo reconocería.
Imaginar la repulsión que todos tendrían al verlo le provocó náuseas y tuvo que hacer un gran esfuerzo por no vomitar por lo que se concentró en hacer respiraciones profundas. No quería repetir la escena de Granger limpiando las porquerías que salían de sus entrañas. Cuando se sintió mejor volvió a verse en la ventana. ¿Era buena idea que su madre lo viera en ese estado? Inmediatamente negó con la cabeza.
Suspiró y después se dirigió lentamente hasta la mesa donde estaban las pociones y tomó un sorbo de dos diferentes; luego se sentó en la orilla de la cama cerca de una hora, tiempo en el que empezó a sentirse mejor.
Salió del dormitorio y se dirigió al baño en donde estuvo varios minutos frente al espejo y de nuevo extrañó su varita. Ni siquiera sabía cómo quitarse la barba al estilo muggle. Analizó algunas herramientas que estaban en el estuche que él dejaba en el estante debajo del espejo pero no logró descifrar nada. Resopló. Eso implicaba que debía pedirle un favor a Hermione, aunque siguiera pensando que no era buena idea visitar a su madre. Volvió a salir del baño y la vio sentada en el sillón esquinero en actitud pensativa. Había una carta a su lado y supuso que sería de la persona que le había mandado el recorte del periódico. Ella alzó los ojos y quizá adivinando sus pensamientos, explicó:
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Heridas del alma
FanfictionDespués de una guerra quedan heridas que no necesariamente son físicas. Muchos siguen su vida pero otros toman malas decisiones y deben empezar por sanar su alma y perdonarse a sí mismos antes de darle un nuevo sentido a su existencia, sabiendo que...