-28-. ACERCAMIENTOS.

718 73 20
                                    

Había llegado el fin de curso de Ginny en Hogwarts y varios equipos de Quidditch estaban interesados en contratarla, situación que la tenía muy emocionada al poder tener la oportunidad de realizarse como profesional en lo que realmente le apasionaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Había llegado el fin de curso de Ginny en Hogwarts y varios equipos de Quidditch estaban interesados en contratarla, situación que la tenía muy emocionada al poder tener la oportunidad de realizarse como profesional en lo que realmente le apasionaba. Hermione sabía que eso le había dado tranquilidad a Harry pues podría seguir viviendo alejado del mundo mágico un tiempo más.

Este había sido el tema principal de conversación el treinta y uno de julio en que Harry y Hermione se reunieron con ella con motivo del cumpleaños del primero, en un tranquilo restaurante muggle londinense donde habían reservado para almorzar y celebrar solo ellos tres. Harry le había dicho a su novia que no quería ninguna fiesta, pues sospechaba que los Weasley habrían querido celebrarlo en La Madriguera pero él deseaba algo sencillo con las dos mujeres que más le importaban en su vida. Por eso Hermione había sugerido encontrarse fuera del mundo mágico.

Ron en ningún momento había buscado un acercamiento con Harry o Hermione los meses anteriores por lo que no lo habían invitado.

Desde que Ginny había salido del colegio, Harry pasaba la mayoría de los fines de semana en Grimmauld Place y la visitaba en la casa de sus padres por lo que después de almorzar y pasar un buen rato agradable con sus dos amigos, Hermione regresó directamente al apartamento en lugar de visitar la residencia de adultos mayores como hacía cada sábado.

Le sorprendió encontrar a Draco sentado en el sillón esquinero de la sala con un sano y robusto Kraus a sus pies. Sino recordaba mal, era apenas la segunda vez que lo veía ahí en todos esos meses pues generalmente, cuando estaba en casa, él solía quedarse en su dormitorio. Se preguntó si era su llegada inesperada la que una vez más lo había atrapado in fraganti. Lucía relajado pero siempre irradiando aquella pose de impecable elegancia tan innata en él a pesar de llevar jeans negros y camiseta de algodón gris oscuro. Después de saludarse, siguió concentrado en su lectura.

De los tres, ella era quien más usaba el sillón, cosa que hacía prácticamente a diario; escasamente había visto a Harry en él y, en cierto modo, le gustó que Draco se sintiera cómodo sentándose ahí como una señal de que él consideraba que ese apartamento ahora también era su hogar. Aun así, algo cohibida, luego de cambiarse de ropa, evaluó sentarse a su lado también con un libro; siendo de cuatro plazas con espacio más que suficiente para los dos, no vio ninguna objeción para compartirlo por primera vez en los cinco meses que tenía el mago viviendo con ellos, así que se sentó en un extremo, a dos espacios de él, con las piernas debajo de ella y uno de los almohadones sobre el regazo para colocar el libro. En la pequeña mesa del centro colocó un plato con galletas de mantequilla que ocasionalmente comería y un vaso con leche fría. Crookshanks se había unido a la pequeña reunión y dormitaba a un lado de la mesa.

Así estuvieron un buen rato hasta que ella, sin pensarlo, modificó la posición para estar más cómoda, colocando el almohadón en la cabeza para luego girar el cuerpo hasta casi recostarse por lo que sus pies quedaron muy cerca de los muslos de Draco. Una vez que ella se percató de lo que había hecho, le pareció que él se había puesto nervioso, aunque no se había movido. Por lo visto no le incomodaba esa cercanía y simplemente se había sorprendido, como ella, de la naturalidad de sus movimientos.

Heridas del almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora