La boda sería a mediados de agosto del dos mil uno, pero Hermione no quería una gran ceremonia. En realidad, nunca había imaginado siquiera si alguna vez se casaría.
Con Voldemort asediando, ella no se había detenido a pensar en ese tipo de cosas, tampoco es que hubiera tenido el tiempo para soñar como lo hacían la mayoría de las adolescentes; su prioridad había sido sobrevivir. Sin embargo, ahora que se iba a casar, muchas ideas llegaban a su cabeza. Lo que sí tenía claro era que no quería una boda lujosa con muchísimos invitados, muchos de los cuales seguramente ni sabría quiénes eran.
Había estado tentada de pedirle a Draco una ceremonia en la que solo estuvieran ellos dos y los testigos, tal como la de Harry y Ginny y más recientemente, la de Theo y Daphne, pero estaba segura que él se opondría por el bienestar emocional de Narcissa Malfoy. Él era el heredero de dos antiguas dinastías, y sabía que habían tradiciones qué cumplir, aunque en este caso la novia no tuviera ni una gota de ascendencia sangre pura; además, ya habían roto muchas de esas tradiciones. Al menos podrían complacer a la matriarca con una: la organización de una pomposa boda, aunque no se celebraría en Malfoy Manor sino en Walstone Hall, eso así, la única condición que la pareja había pedido a cambio era que solo los más cercanos serían testigos de la unión mágica.
Los días parecían volar. Entre estudiar para los EXTASIS en junio, no porque lo necesitaran sino para cerrar ese ciclo en su vida, y posteriormente detallar los preparativos de la boda que no podía delegar, fue llegando la fecha acordada. Hermione jamás había creído que algún día se vería dudando sobre cuál invitación sería la mejor, cuál era el vestido perfecto, agendando varias citas para las pruebas de peinados y maquillaje o dudando en la escogencia de este o aquel platillo del menú pues deseaba que todo fuera apropiado para todos. Por suerte, el refinado gusto de Narcissa fue de gran ayuda; su suegra siempre optaba por lo sobrio y elegante.
Draco se haría cargo de organizar el viaje de bodas y Ginny una pequeña despedida de soltera. El lugar elegido fue Maften Hall en la idílica región de Northumberland, donde Ginny, Luna y Hermione, disfrutaron de una tarde de spa, champagne, cocteles, una deliciosa cena y el amanecer en una lujosa suite para luego de un rico desayuno a la mañana siguiente, aparecerse en Walstone Hall para vestirse.
Fue la primera vez que Ginny y Luna vieron el que sería el hogar de Hermione, y Ginny no pudo contenerse en comentar lo asquerosamente rica que la nueva señora Malfoy sería a partir de ese día.
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Hermione iba caminando hacia el altar donde estaba Draco esperándola; su corazón palpitaba tan fuerte que sintió ruborizarse. A sus pies, con unos lazos en sus cuellos a tono con la corbata púrpura del novio, Crookshanks y Kraus ronronearon cuando ella se inclinó para acariciarlos detrás de las orejas, mientras les decía lo guapos que estaban.
La decoración de la mansión había estado exclusivamente en manos de Narcissa y era mucho más linda de lo que había imaginado nunca. Las flores eran todas del jardín; rosas y calas en diferentes tonos de morado formaban su bouquet. Lo mejor de todo era que en esos jardines ambos empezaban a forjar recuerdos propios y felices como esposos, rodeados de las personas que los querían de verdad y no de cientos de desconocidos que solo deseaban aparecer en la página de sociales.
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Heridas del alma
FanfictionDespués de una guerra quedan heridas que no necesariamente son físicas. Muchos siguen su vida pero otros toman malas decisiones y deben empezar por sanar su alma y perdonarse a sí mismos antes de darle un nuevo sentido a su existencia, sabiendo que...