Por supuesto que a Harry no le había tomado por sorpresa la noticia. Con el paso de los años se había convertido en una persona observadora y por eso, meses atrás había descubierto algunas miradas en Hermione que la delataban pues él la conocía muy bien. Malfoy, por otro lado, entrenado en ocultar sus emociones, era mucho más cuidadoso, pero había cierta familiaridad o complicidad entre ellos, como algunos toques inocentes en las manos o los hombros que no pasaban desapercibidas.
Él había preferido fingir que no se daba por enterado con la intención de no incomodar a su amiga, quien tendría sus razones para no contárselo, pero sabía que la actitud únicamente podía deberse a que existía una relación más íntima entre ellos y no la de simples compañeros de apartamento. Poco a poco, había ido notando que compartían más tiempo juntos, que después de la visita a Hyde Park meses atrás ya ella lo consideraba su amigo, y posteriormente su amistad había evolucionado de forma muy natural a algo más.
Desde la conversación que habían tenido hacía unas semanas cuando ellos habían limado asperezas, reconocía que Malfoy era muy diferente del niño que recordaba y conociendo a Hermione, deducía que aquello no era una simple aventura. Aunque Harry hubiera querido tener los mismos reproches de meses atrás, aquél ya no era ese muchacho del colegio y se había acostumbrado a la idea.
Era esperable que la diaria convivencia los hubiera llevado a mejorar su trato, aunque sí le sorprendió el que, de pronto, ella sonriera más o se sonrojara por algún comentario o detalle que Malfoy había tenido con ella. Recordó la forma de actuar de ambos para Navidad y sonrió. No se había equivocado con sus sospechas. Después, le había llamado poderosamente la atención lo sobreprotector que Malfoy se había vuelto de la noche a la mañana. Intuyó que algo debía haber ocurrido en algún momento para que él cambiara su horario de trabajo con el fin de que coincidiera con el de ella.
Harry no había querido darse por enterado ante su amiga. Si ellos querían mantenerlo en secreto, respetaría su decisión; al fin y al cabo, ambos eran adultos. De todos modos, aunque él también era sobreprotector con Hermione, eso no significaba que quisiera atreverse a meter la nariz en su relación. Sabía que ella defendería a Draco antes que a él, por más amor de hermana que le tuviera, e internamente se alegró de que tuviera una nueva ilusión en su vida después de lo sucedido con Ron. Harry era tan feliz con Ginny, que el que su mejor amiga estuviera viviendo algo similar le alegraba, aunque la causa de su felicidad fuera Draco Malfoy.
En todo caso, se divertía viendo a los dos tratando de evitar sonreír más de la cuenta, o incluso estar muy cerca para no evidenciar lo que sentían. Harry se preguntaba cuánto más podrían fingir hasta contarle.
Esa mañana que Hermione había besado la mejilla de Malfoy frente a él, tuvo que hacer un gran esfuerzo por no desternillarse de risa. Supo de inmediato que había sido su manera de ponerlo al tanto de la situación. Y el rubor de Malfoy había sido digno de haberlo grabado. Jamás pensó que lo vería avergonzado y menos por amor. Porque Harry sabía lo que era estar enamorado, y sabía que Malfoy y Hermione, si no lo estaban aún, llevaban camino a estarlo pronto.
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Heridas del alma
FanfictionDespués de una guerra quedan heridas que no necesariamente son físicas. Muchos siguen su vida pero otros toman malas decisiones y deben empezar por sanar su alma y perdonarse a sí mismos antes de darle un nuevo sentido a su existencia, sabiendo que...